VATICANO - Benedicto XVI en el Campidoglio: “En la era postmoderna Roma debe apropiarse de nuevo de su alma más profunda, de sus raíces civiles y cristianas, si quiere hacerse promotora de un nuevo humanismo que ponga al centro la cuestión del hombre reconocido en su realidad plena”

martes, 10 marzo 2009

Roma (Agencia Fides) – La mañana del lunes 9 de marzo, el Santo Padre Benedicto XVI se dirigió en visita al Campidoglio. Acogido por el Alcalde de Roma, Gianni Alemanno, después de haber llegado al primer piso del Palacio Senatorio, el Santo Padre entró en el Estudio del Alcalde y se asomó por el balcón cuya vista se abre al Foro Romano. El Papa saludo asimismo a los Asesores y a los Funcionarios de Palacio reunidos en la Sala del Tapiz, luego, en la Sala de las Banderas, puso su firma en el “Libro de Oro” de la Municipalidad de Roma. Después, en el Aula Julio César, el Presidente del Consejo Comunal declaró abierta la sesión extraordinaria del Consejo Comunal.
Después de las palabras de saludo del Alcalde, el Santo Padre dirigió a los Administradores comunales un discurso, en el que recordó ante todo las visitas de sus Predecesores, el beato Pío IX el 16 de setiembre de 1870, el Papa Pablo VI el 16 de abril de 1966 y el Papa Juan Pablo II el 15 de enero de 1998. “Son gestos que testimonian el afecto y la estima que desde siempre manifiestan los Sucesores de Pedro, Pastores de la comunidad católica romana y de la Iglesia universal, hacia Roma, centro de la civilización latina y cristiana”, subrayó Benedicto XVI agradeciendo al Alcalde por la invitación y dirigiendo su cordial saludo a todos los presentes.
“Estoy hoy aquí – prosiguió el Pontífice en su discurso – para alentar el compromiso nada fácil de vosotros Administradores al servicio de esta singular Metrópolis; para compartir las expectativas y las esperanzas de los habitantes y escuchar sus preocupaciones y los problemas de los que vosotros os hacéis intérpretes responsables en este Palacio, que constituye el natural y dinámico centro de los proyectos que arden en la ‘cantera’ de la Roma del tercer milenio… la Iglesia católica, como siempre, no hará faltar su apoyo activo a toda iniciativa cultural y social dirigida a promover el bien auténtico de toda persona y de la Ciudad en su conjunto. Signo de esta colaboración quiere ser el regalo del ‘Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia’, que con afecto ofrezco al Alcalde y a los demás Administradores”.
Recordando que Roma ha sido siempre una ciudad acogedora que ha abierto sus “institutos universitarios y centros de investigación, civiles y eclesiásticos, a estudiantes provenientes de todas las partes del mundo”, Benedicto XVI puso en evidencia que “esta nuestra ciudad, como también Italia y toda la humanidad, enfrenta hoy inéditos desafíos culturales, sociales y económicos, por causa de las profundas transformaciones y de los numerosos cambios ocurridos en estas últimas décadas”. Roma hoy tiene el rostro de una Metrópolis multiétnica y multireligiosa, “en la que a veces la integración es difícil y compleja”, subrayó el Papa, que confirmó por parte de la comunidad católica, “una convencida colaboración para encontrar las modalidades cada vez más adecuadas a la tutela de los derechos fundamentales de la persona en el respeto de la legalidad… sacando nueva linfa de las raíces de su historia plasmada por el derecho antiguo y la fe cristiana, Roma sabrá encontrar la fuerza para exigir de todos el respeto de las reglas de la convivencia civil y rechazar toda forma de intolerancia y discriminación”.
En su discurso el Santo Padre ha citado los recientes episodios de violencia, que “manifiestan un malestar más profundo; son el signo – diría – de una verdadera pobreza espiritual que aflige el corazón del hombre contemporáneo. La eliminación de Dios y de su ley, como condición de la realización de la felicidad del hombre, no ha alcanzado su objetivo; al contrario, priva al hombre de las certezas espirituales y de la esperanza necesaria para afrontar las dificultades y los desafíos cotidianos… En la era postmoderna Roma debe apropiarse de su alma más profunda, de sus raíces civiles y cristianas, si quiere hacerse promotora de un nuevo humanismo que ponga al centro la cuestión del hombre reconocido en su plena realidad. El hombre, desvinculado de Dios, quedaría sin su propia vocación trascendente. El cristianismo es portador de un luminoso mensaje sobre la verdad del hombre, y la Iglesia, que de ese mensaje es depositaria, es consciente de su responsabilidad hacia la cultura contemporánea”.
Como Obispo de Roma, el Santo Padre mostró su preocupación por cuantos, a causa de la actual crisis económica, pierden la ocupación y se encuentran en condiciones precarias, exhortando a “un esfuerzo conjunto de las diversas Instituciones para salir al encuentro de cuantos viven en la pobreza… los valores de la solidaridad y de la generosidad, que están radicados en el corazón de los romanos, podrán ser sostenidos por la luz del Evangelio, para que todos se hagan nuevamente cargo de las necesidades de los más desgraciados, sintiéndose partícipes de una única familia”. Y luego tocó el tema de las familias, de los niños y de la juventud, que “pueden esperar en un futuro mejor en la medida en que el individualismo dejará espacio a sentimientos de colaboración fraterna entre todos los componentes de la sociedad civil y de la comunidad cristiana”.
Concluyendo su discurso, el Santo Padre encomendó a todos los presentes a la Virgen con el Niño, cuya imagen desde hace siglos vigila en la sala de modo maternal sobre los trabajos de la Administración Ciudadana: “A Ella encomiendo a cada uno de vosotros, vuestro trabajo y los propósitos de bien que os animan. Podáis ser siempre todos en acuerdo al servicio de esta amada Ciudad, en la que el Señor me ha llamado a realizar el ministerio episcopal”. (S.L.) (Agencia Fides 10/3/2009; líneas 60, palabras 927)


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