VATICANO - El saludo del Papa a los romanos: " Roma es bella sobre todo por la generosidad y la santidad de tantos hijos suyos, que han dejado huellas elocuentes de su pasión por la belleza de Dios, la belleza del amor que no se marchita ni envejece"

martes, 10 marzo 2009

Roma (Agencia Fides) – El lunes 9 de marzo, al final de su visita en Campidoglio, el Santo Padre Benedicto XVI se ha asomado de la Plaza desde el palacio Senatorial para saludar los ciudadanos reunidos en la Plaza del Campidoglio, entre los que estaban presentes representantes de asociaciones de voluntariado romano, inmigrantes, y huéspedes de los Centros municipales. "Viviendo en Roma desde hace tantísimos años, ya me he hecho un poco romano - ha dicho Benedicto XVI en su discurso -; pero más romano me siento como obispo vuestro. Con una participación más viva, por tanto, dirijo, a través de cada uno de vosotros, mi pensamiento a todos “nuestros” conciudadanos, a quienes en cierto modo representáis: a las familias, a las comunidades, a las parroquias, a los niños, a los jóvenes y a los ancianos, a los discapacitados y a los enfermos, a los voluntarios y a los agentes sociales, a los inmigrantes y a los peregrinos”.
Luego el Santo Padre ha recordado que " Roma es bella por los vestigios de su antigüedad, por sus instituciones culturales y los monumentos que narran su historia, por las iglesias y sus múltiples obras maestras del arte. Pero Roma es bella sobre todo por la generosidad y la santidad de tantos hijos suyos, que han dejado huellas elocuentes de su pasión por la belleza de Dios, la belleza del amor que no se marchita ni envejece". Benedicto XVI ha citado a este punto a los Apóstoles Pedro y Pablo, la multitud de mártires desde el inicio del cristianismo y "muchos hombres y mujeres que, romanos por nacimiento o por adopción, a través de los siglos se han consumido al servicio de la juventud, de los enfermos, de los pobres y de todos los necesitados". Entre ellos el diácono san Lorenzo, santa Francisca Romana, san Felipe Neri, san Gaspar del Búfalo, san Juan Bautista de Rossi, san Vicente Pallotti, la beata Ana Maria Taigi, los beatos esposos Luis y María Beltrami Quatrocchi. " Su ejemplo muestra que, cuando una persona se encuentra con Cristo, no se cierra en sí misma, sino que se abre a las necesidades de los demás y, en cada ámbito de la sociedad, antepone el bien de todos a su propio interés”.
"De hombres y mujeres así - ha continuado el Pontífice -, hay verdaderamente necesidad también en nuestro tiempo, porque no pocas familias, no pocos jóvenes y adultos atraviesan situaciones precarias y quizás incluso dramáticas: situaciones que sólo unidos es posible superar, como enseña también la historia de Roma, que ha conocido otros tantos momentos difíciles" Al término del discurso, antes de impartir la Bendición por intercesión de los santos Pedro y Pablo, de santa Francisca Romana, co-patrona de Roma, y de Maria Salus populi romani, el Santo Padre ha confiado a los presentes la tarea de asegurar a todos su comprensión, su cercanía espiritual y su oración", especialmente a quien está enfermo, a quien sufre y se encuentra en dificultad. "¡Dios bendiga y proteja siempre a Roma y a sus habitantes!” (S.L) (Agencia Fides 10/3/2009)


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