VATICANO - En el primer domingo de cuaresma el Papa invita a invocar a menudo a los ángeles, "ara que nos sostengan en el empeño de seguir a Jesús hasta identificarlos con Él”

lunes, 2 marzo 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - En el primer domingo de Cuaresma, 1 de marzo, el Santo Padre Benedicto XVI se ha dirigido a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro para el rezo del ángelus, poniendo en evidencia como el Evangelio de san Marcos nos introduce en el clima de este tiempo litúrgico: "“El Espíritu empujó a Jesús al desierto, y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás” (Mc 1,12). "En el desierto, lugar de la prueba, como muestra la experiencia del pueblo de Israel - ha dicho el Papa -, aparece con vivo dramatismo la realidad de la kenosis, del vaciamiento de Cristo, que se ha despojado de la forma de Dios. Él, que no ha pecado y no puede pecar, se somete a la prueba y por ello puede combatir nuestra enfermedad. Se deja tentar por Satanás, el adversario, que desde el principio se opuso al designio salvífico de Dios en favor de los hombres”.
A continuación Benedicto XVI ha llamado la atención sobre otro particular presente en la narración evangélica: los ángeles, figuras luminosas y misteriosas que "servían" a Jesús; “ellos son el contrapunto de Satanás". Después de haber explicado que "Ángel" quiere decir "enviado", el Sumo Pontífice ha recordado que "en todo el Antiguo Testamento encontramos estas figuras que, en el nombre de Dios ayudan y guían a los hombres… A En el umbral del Nuevo Testamento, Gabriel fue enviado a anunciar a Zacarías y a María los alegres acontecimientos que están al comienzo de nuestra salvación; y un ángel, del cual no se dice el nombre, advierte a José, orientándolo en aquel momento de inseguridad. Un coro de ángeles trajo a los pastores la buena noticia del nacimiento del Salvador; como también fueron los ángeles quienes anunciaron a las mujeres la noticia gozosa de su resurrección. Al final de los tiempos, los ángeles acompañarán a Jesús en su venida en la gloria”. Antes de recitar la oración mariana del ángelus, el Santo Padre ha subrayado que "quitaríamos una parte notable del Evangelio si dejáramos aparte a estos seres enviados por Dios, que anunciaron su presencia entre nosotros y que son un signo de ella". A continuación ha exhortado a invocarlos a menudo, "para que nos sostengan en el empeño de seguir a Jesús hasta identificarlos con Él", y en particular ha pedido que velen sobre el Papa y sus colaboradores de la Curia Romana durante la semana de Ejercicios espirituales.
Después del ángelus el Pontífice ha dirigido un particular saludo a un grupo de trabajadores que estaban en la plaza de San Pedro para manifestar su preocupación por el futuro de su puesto de trabajo, y pensando en otras situaciones igualmente difíciles, en Italia y en otros lugares, ha dicho: “Me uno con los Obispos y a las correspondientes Iglesias locales al expresar mi cercanía a las familias afectadas por el problema, y las confío con la oración a la protección de Maria Santísima y de San José patrono de los trabajadores. Deseo expresar mi aprecio a las autoridades sea políticas como civiles, como también a los empresarios, para que con el concurso de todos se pueda hacer frente a este delicado momento. Se necesita en efecto, de un fuerte y común empeño, recordando que se debe dar la prioridad a los trabajadores y a sus familias". (S.L) (Agencia Fides 1/3/2009)


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