VATICANO - Benedicto XVI a los Presidentes de las Principales Organizaciones Judías Americanas: “La Iglesia está profundamente e irrevocablemente comprometida a rechazar toda forma de antisemitismo y a seguir construyendo relaciones buenas y duraderas entre nuestras dos comunidades”

viernes, 13 febrero 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “La historia bimilenaria de la relación entre el hebraísmo y la Iglesia ha atravesado muchas y diversas fases, algunas de las cuales son dolorosas de recordar. Ahora que podemos encontrarnos en espíritu de reconciliación, no debemos permitir que las dificultades pasadas nos impidan darnos recíprocamente la mano en amistad”. Lo ha recordado el Santo Padre Benedicto XVI dirigiéndose a los miembros de la Conferencia de los Presidentes de las Principales Organizaciones Judías Americanas, recibidos en audiencia el jueves 12 de febrero. El Pontífice destacó que la Declaración del Concilio Vaticano II “Nostra aetate” ha sido “un hito fundamental en el camino hacia la reconciliación”, y añadió: “La Iglesia está profundamente e irrevocablemente comprometida a rechazar toda forma de antisemitismo y a seguir construyendo relaciones buenas y duraderas entre nuestras dos comunidades”.
Recordando la imagen del Papa Juan Pablo II en el Muro occidental de Jerusalén, donde “imploró el perdón de Dios después de toda la injusticia que el pueblo hebreo había tenido que sufrir”, Benedicto XVI citó un pasaje de su oración y puso en evidencia que “el odio y el desprecio de hombres, mujeres y niños manifestados en la Shoah han sido un crimen contra Dios y contra la humanidad. Esto debería ser claro para todos, en particular para cuantos pertenecen a la tradición de las Sagradas Escrituras… Es obvio que cualquier negación o minimización de este terrible crimen es intolerable y del todo inaceptable… Este capítulo terrible de nuestra historia no deberá ser nunca olvidado. El recuerdo, como se dice justamente, es memoria futuri, una advertencia a nosotros para el futuro y una invitación a luchar por la reconciliación. Recordar significa hacer todo lo posible para prevenir cualquier recrudescencia de esta catástrofe en la familia humana, edificando puentes de amistad duradera. Rezo con fervor para que el recuerdo de este crimen horrendo refuerce nuestra determinación para sanar las heridas que desde hace demasiado tiempo afligen las relaciones entre cristianos y hebreos”.
Al inicio del discurso, Benedicto XVI recordó sus encuentros el año pasado con las comunidades hebreas de Washington y Nueva York, que “han sido experiencias de estima fraterna y amistad sincera. Así ocurrió también durante la visita a la sinagoga de Colonia, la primera de este tipo de mi pontificado. Ha sido para mí muy conmovedor transcurrir algunos momentos con la comunidad hebrea en la ciudad que conozco tan bien, la ciudad que ha hospedado al más antiguo asentamiento hebreo en Alemania y cuyos orígenes se remontan a los tiempos del imperio romano. Un año después, en mayo de 2006, visité el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. ¿Qué palabras pueden expresar en modo adecuado esa experiencia profundamente tocante? Entrando en ese lugar de horror, escenario de un sufrimiento inenarrable, medité sobre los innumerables prisioneros, tantos de ellos hebreos, que habían recorrido el mismo camino en el cautiverio en Auschwitz y en todos los demás campos de cautiverio… Todo el genero humano prueba una profunda vergüenza por la brutalidad salvaje entonces mostrada contra vuestro pueblo”.
El Santo Padre hizo referencia en su discurso a su próximo viaje a Israel con estas palabras: “también yo me estoy preparando para visitar Israel, una tierra que es santa para los cristianos y para los hebreos, ya que las raíces de nuestra fe se encuentran allí. En efecto, la Iglesia se alimenta de la raíz de ese buen árbol de olivo, el pueblo de Israel, sobre el que han sido injertados las ramas de olivo selvático de los Gentiles (cf. Romanos, 11, 17-24). Desde los primeros días del cristianismo, nuestra identidad y cada aspecto de nuestra vida y de nuestro culto están íntimamente ligados a la antigua religión de nuestros padres en la fe”. (S.L.) (Agencia Fides 13/2/2009; líneas 43, palabras 616)


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