EUROPA/ITALIA - Congreso de la Fundación Universitaria Europea sobre la emergencia educativa: familia, instituciones civiles y comunidad cristiana son los tres ámbitos fundamentales para la educación

martes, 10 febrero 2009

Roma (Agencia Fides) - En un momento histórico y cultural en el que jóvenes y menores son cada vez más frecuentemente y tristemente protagonistas de sucesos de crónica – desde violaciones y violencias, hasta actos de racismo e intimidación – el tema de la educación representa un terreno esencial y necesario de discusión y diálogo. Este ha sido el compromiso asumido por la conferencia intitulada “Emergencia educativa”, organizada por el Círculo Cultural “Juan Pablo II” de la Fundación Universitaria Europea, y moderada por el Padre Pablo Scarafoni, L.C., Rector Magnífico de la Universidad Europea de Roma.
“Nos encontramos ante un gran desafío cultural y formativo, porque estamos llamados a entender sobre qué conceptos básicos se confrontarán las próximas generaciones”, inició el Arzobispo Rino Fisichella, Rector Magnífico de la Pontificia Universidad Lateranense y Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, partiendo de la consciencia de los profundos cambios de la sociedad. Y siguió explicando que “los conceptos fundamentales sobre los que se ha construido la cultura y el pensamiento del Occidente se encuentran ya fragmentados”. La fragmentación ha creado una dificultad en la construcción de nuevos conceptos, y por lo tanto un problema aún más relevante, como afirmó el Rector de la Lateranense: “que no se logra construir el futuro sin la tradición”. Y citó el caso del Medioevo, que lejos de ser un período oscuro y estático, como es considerado por muchos, fue más bien la cuna de las universidades, de la construcción de las grandes catedrales, de la cultura.
“Es necesario crear un esfuerzo formativo para ir más allá de la fragmentariedad; pero no se va más allá si faltan las raíces o la identidad, si falta la pertenencia a una cultura y una formación básica”, siguió Mons. Fisichella. El compromiso, entonces, debe ser todo dedicado a desarrollar un espíritu crítico, un conocimiento crítico, es decir la posibilidad de poder llegar a certezas básicas, de las que todo hombre tiene necesidad; el hombre necesita no un fragmento, sino un fundamento. Mons. Fisichella recordó asimismo cómo ha sido siempre la Iglesia quien ha tenido pasión por las dinámicas educativas, quien ha reconocido primero la existencia de un problema educativo.
Su intervención representó asimismo la ocasión para lanzar la idea de una “circularidad formativa”, que parte de la familia, se extiende a las instituciones civiles y llega a la comunidad cristiana, tres ámbitos fundamentales para la educación, que deben comportarse como vasos comunicantes: los mismos contenidos, transmitidos en modo diferenciado. “El objetivo es dar el mayor sentido posible a la curiosidad intelectual de nuestros jóvenes, el desafío es provocar la pregunta sobre el sentido de la vida”, concluyó Mons. Fisichella, y, tomando prestadas las palabras de don Giussani, afirmó: “debemos retomar el riesgo educativo, es decir la capacidad de saber arriesgar sobre lo esencial; y significa, en primer lugar darle espesor y fuerza a la razón”.
De gran interés ha sido el testimonio de Gianluca Guida, Director del Instituto Penal de Menores de Nisida, en provincia de Nápoles, sobre el fenómeno de la desviación y de la criminalidad juvenil. “En la cárcel – afirmó Guida – reeducamos a los muchachos a la libertad y a la disciplina”. Fueron también relatores en la conferencia la Prof. Rosa Alberoni, socióloga y escritora, y el Prof. Antonio Palma, Director de la Fundación Universitaria Europea. (P.C.) (Agencia Fides 10/2/2009; líneas 38, palabras 514)


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