AMERICA/MEXICO - El Card. Iván Dias recuerda la importancia de la formación, del discernimiento vocacional y de la vida espiritual del misionero en el Mensaje enviado en la apertura del IX Capitulo General de los Misioneros de Guadalupe

viernes, 9 enero 2009

Guadalajara (Agencia Fides)- “El Capítulo General es un acontecimiento histórico y un momento de gracia especial para cualquier Instituto, durante el cual los capitulares y el Instituto mismo viven la presencia del Espíritu Santo”, se lee en el Mensaje enviado por el Card. Ivan Días, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos a los miembros del Instituto de Santa Maria de Guadalupe para las Misiones Extranjeras (Misioneros de Guadalupe) reunidos para su IX Capitulo General (ver Fides 7/1/2009)
“Es, además, un momento de sincera y humilde reflexión sobre la vida y sobre las actividades del propio Instituto para valorar y confirmar su auténtico carisma y para trazar las líneas guía de su futuro, permaneciendo fieles al propio carisma fundacional”, continua el Mensaje del Cardenal. A continuación les recuerda que la fuerza y riqueza de todo Instituto son precisamente “sus propios miembros, adecuadamente formados y dispuestos a cumplir el carisma común que comparten con sus hermanos”. De ahí la importancia del “discernimiento de las genuinas vocaciones a la Sociedad y en la formación de sus miembros en todos los niveles, es decir, por lo que respecta tanto a su formación inicial como a la permanente”.
Continua el Card. Dias haciendo referencia al carisma especifico de la sociedad, esto es, la "missio ad gentes", la primera evangelización a la vez que les recuerda que para desarrollar esta misión, todos los miembros “deben actuar en sintonía a la Iglesia y a sus pastores, permaneciendo en plena comunión afectiva y efectiva con la Iglesia”. También son importantes los laicos asociados a esta misión que posee el Instituto, sin embargo, el Card. advierte que para evitar ambigüedades y dudas, “la distinción entre miembros y dichos laicos asociados debe de ser clara”.
“La eficacia de la evangelización depende de la vida espiritual del misionero”, continua el texto. Efectivamente “si la actividad misionera y la predicación no nacen de una profunda espiritualidad personal, el misionero no será' mas que "bronce que suena o címbalo que retiñe".
Concluye el Prelado su Mensaje recordando a todos los miembros también la importancia de la vida fraterna “que ofrece a todos ellos el necesario apoyo moral y espiritual para cumplir la propia vocación y la misión de la Sociedad misma”. Sentirse apoyados “ayudará al misionero a afrontar las duras realidades de la "missio ad gentes", al mismo tiempo que la comunidad le ofrecerá un lugar de serenidad para recobrar sus energías espirituales”. (RG) (Agencia Fides 9/1/2009)


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