AFRICA/REPÚBLICA CENTROAFRICANA - Es necesario recuperar los elementos de la tradición africana que son compatibles con la fe católica para promover una nueva evangelización”, dice a Agencia Fides el Director Nacional de las POM

lunes, 10 noviembre 2008

Roma (Agencia Fides)- “Nuestro país es muy vasto (tiene una superficie de 622.984 km²) y una población reducida (unos 3 millones 600 mil habitantes), situado en el centro de África. Es este uno de los principales motivos de la inestabilidad política que lo caracteriza”, dice el Director nacional de las Obras Misioneras Pontificias de la República Centroafricana, don Paul Dipo Nzembe, quien concedió a Agencia Fides la siguiente entrevista.

La República Centroafricana ha sido centro de la atención en el 2003 a causa de la guerra civil que concluyó con la toma del poder por parte del actual presidente, François Bozizé. Pero la situación no es del todo estable. ¿Nos puede explicar los motivos?
Centroáfrica es un país muy extendido con una población reducida para un territorio tan vasto. Es imposible controlar todas las fronteras. Además la colocación geográfica del país, en el centro del África, hace que las fuerzas rebeldes de los países limítrofes usen nuestro territorio como base para lanzar sus asaltos a sus respectivos gobiernos. Por este motivo tenemos sea grupos de rebeldes propios así como aquellos que provienen de otros países. La acción de estos grupos provoca una inestabilidad difundida en amplias zonas del país. Este es una de las causas de la pobreza del país, que sin embargo es potencialmente muy rico en recursos naturales. Tenemos diamantes, oro, uranio, manganeso. En cuanto a lo agrícola, el país está dividido en dos áreas: la sabana, donde se cultiva el algodón, y el bosque, la zona más rica, donde se cultiva el café y el tabaco. El problema es que el país no tiene salidas al mar y no existe una ferrovía para transportar las cosechas hacia un puerto para embarcarlos a los mercados internacionales. Con el aumento del costo del transporte cayó la demanda extranjera de nuestro café, porque nuestros compradores prefieren adquirirlo en Costa de Marfil o Camerún, pues tienen salida al mar y por lo tanto costos de transporte inferiores respecto a los nuestros. La gente abandona la agricultura y se dirige a la capital Bangui, donde la tasa de desocupación es muy alta. Esto explica las rebeliones periódicas y protestas en las calles. Incluso quien tiene un trabajo público protesta por los sueldos que son demasiado bajos. Existe además una moderna forma de esclavitud, la de los excavadores de diamantes, obligados a vender las gemas recogidas tras tanta fatiga a precios bajísimo a comerciantes extranjeros.
¿Cuáles son los desafíos para la Iglesia?
La Iglesia refleja las condiciones del país: tenemos 9 diócesis que abrazan territorios muy vastos, sin conexiones. La red de carreteras es casi inexistente. Una diócesis, la de Bangassou, ha incluso comprado un pequeño avión para transportar a los enfermos que necesiten cuidados urgentes desde las zonas más perdidas del propio territorio. En los 10 años que soy Director de las POM no he podido visitar algunas áreas del país por falta de conexión. Desde el punto de vista del crecimiento numérico soy optimista: tenemos diversas vocaciones sacerdotales y religiosas. Sin embargo es necesario encontrar el modo y los medios para cultivar estas vocaciones y hacer que den fruto.
Los cristianos son el 40% de la población, los musulmanes el 10%, el resto pertenece a la religión tradicional y a las sectas. Tenemos una buena colaboración con las otras confesiones cristianas, sobre todo en la promoción humana, mientras el diálogo con los islámicos no ha sido muy desarrollado. El verdadero problema es la difusión de sectas, tanto locales como extranjeras, incluso americanas. Existen además grupos esotéricos (los Cruz Roja) y masónicos (difundidos entre la élite). Las sectas aprovechan la pobreza de la población, prometiendo la salvación inmanente, sin preocuparse por el mañana. Existe además una cierta competencia entre las diversas sectas, y existen personas que no hacen otra cosa que pasar de un grupo a otro.
¿Cómo se puede contrastar, según usted, el fenómeno de las sectas?
Para contrastar este fenómeno es necesario comenzar por la tradición y cultura africana. Las sectas recuperan partes de esta tradición que el cristianismo ha rechazado. Como el espiritismo y la magia. Es necesario que el clero africano ayude a la Iglesia a promover una nueva evangelización, promoviendo una profundización de la inculturación de la fe, recuperando aquellos elementos de la tradición africana que son compatibles con la fe y la refuerzan. El concepto comunitario, en particular, es el elemento clave para relanzar la evangelización como ya ha sido individuado por los Obispos con dos elementos como “Iglesia-familia de Dios” y las Comunidades eclesiales de base. (L.M.) (Agencia Fides 10/11/2008; 55 líneas, 784 palabras)


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