VATICANO - El Papa a la Plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias: “Afirmar que el fundamento del cosmos y de sus desarrollos es la sabiduría providencial del Creador no es decir que la creación tiene que ver solamente con el inicio de la historia del mundo y de la vida. Esto implica, más bien, que el Creador fundamenta estos desarrollos y los sostiene, los fija y los mantiene constantemente”

lunes, 3 noviembre 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – Recibiendo en audiencia, el 31 de octubre, a los miembros de la Pontificia Academia de las ciencias, en ocasión de la Asamblea Plenaria sobre el tema “Comprensión científica de la evolución del universo y de la vida”, el Santo Padre Benedicto XVI puso en evidencia que “hoy muchos de nuestros contemporáneos desean reflexionar sobre el origen fundamental de los seres, sobre su causa, sobre su fin y sobre el significado de la historia humana y del universo. En este contexto, es natural que surjan cuestiones relativas a la relación entre la lectura que las ciencias hacen del mundo y la lectura ofrecida por la revelación cristiana”.
En su discurso el Pontífice recordó que el Papa Pío XII y el Papa Juan Pablo II “observaron que no hay oposición entre la comprensión de fe de la creación y la prueba de las ciencias empíricas… Un progreso decisivo en la comprensión del origen del cosmos ha sido la consideración del ser en cuanto ser y el interés de la metafísica por la cuestión fundamental del origen primero y trascendente del ser participado. Para desarrollarse y evolucionar el mundo primero tiene que ser, y por lo tanto haber pasado de la nada al ser. Debe ser creado, en otras palabras, por el primer Ser que lo es por esencia. Afirmar que el fundamento del cosmos y de sus desarrollos es la sabiduría providencial del Creador no es decir que la creación tiene que ver solamente con el inicio de la historia del mundo y de la vida. Esto implica, más bien, que el Creador fundamenta estos desarrollos y los sostiene, los fija y los mantiene constantemente”.
Citando a Santo Tomás de Aquino, que nos ha enseñado que “la creación no es ni un movimiento ni una mutación. Es más bien la relación fundacional y constante que vincula a las criaturas al Creador ya que Él es la causa de todos los seres y de todo el devenir”, el Santo Padre recordó que el término “evolucionar” significa literalmente “desenrollar un rollo de pergamino”, es decir, leer un libro, por lo tanto “la imagen de la naturaleza como libro tiene sus orígenes en el cristianismo y ha permanecido como imagen querida por muchos científicos. Galileo veía la naturaleza como un libro cuyo autor es Dios así como lo es de las Escrituras. Es un libro cuya historia, cuya evolución, cuya ‘escritura’ y cuyo significado ‘leemos’ según las diversas aproximaciones de las ciencias, presuponiendo por todo el tiempo la presencia fundamental del autor que ahí se ha querido revelar”.
El mundo, además, no se originó del caos, sino que se parece más bien a un libro ordenado. “No obstante elementos irracionales, caóticos y destructivos en los largos procesos de cambio del cosmos, la materia en cuanto tal es ‘legible’ – prosiguió Benedicto XVI –. Al inicio podríamos no lograr ver ni la armonía del todo ni las relaciones entre las partes individuales ni su relación con el todo. Sin embargo, queda siempre una amplia gama de eventos inteligibles, y el proceso es racional porque revela un orden de correspondencias evidentes y finalidades innegables… La investigación filosófica y experimental descubre gradualmente estos órdenes. Gracias a las ciencias naturales hemos ampliado bastante nuestra comprensión de la unicidad del lugar de la humanidad en el cosmos”.
Concluyendo su discurso, Benedicto XVI afirmó: “La distinción entre un simple ser viviente y un ser espiritual, que es ‘capax Dei’, indica la existencia del alma intelectiva de un libre objeto trascendente. Por esto, el Magisterio de la Iglesia ha afirmado constantemente que ‘cada alma espiritual es creada directamente por Dios – no es ‘producida’ por los padres – y es inmortal’ (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 366). Ello evidencia los elementos distintivos de la antropología e invita al pensamiento moderno a explorarlos”. (S.L.) (Agencia Fides 3/11/2008; líneas 42, palabras 645)


Compartir: