VATICANO - "Es muy importante que nosotros cristianos vivamos la relación con los difuntos en la verdad de la fe, y miremos la muerte más allá, a la luz de la Revelación": exhortación de Benedicto XVI en el día de la conmemoración de todos los difuntos

lunes, 3 noviembre 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Es muy importante que nosotros cristianos vivamos la relación con los difuntos en la verdad de la fe, y miremos la muerte más allá, a la luz de la Revelación … Es necesario también hoy evangelizar la realidad de la muerte y de la vida eterna, realidades particularmente sometidas a creencias supersticiosas y a sincretismos, de modo que la verdad cristiana no corra el peligro de mezclarse con mitologías de diversos géneros". Es la exhortación que el Santo Padre Benedicto XVI ha dirigido a los fieles antes de recitar la oración mariana del ángelus, el domingo 2 de noviembre, conmemoración de todos los fieles difuntos.
El Papa ha recordado lo que recomendaba el apóstol Pablo escribiendo a las primeras comunidades, exhortando a los fieles a "no estar tristes como los otros que no tienen esperanza", y también los interrogantes que plantea el misterio de la vida eterna en su última Encíclica "Spe salvi". A continuación, el Pontífice ha dicho: "En realidad, como ya observaba san Agustín, todos queremos la 'vida beata', la felicidad. No sabemos bien qué es y como es, pero nos sentimos atraídos hacia ella. Esta es una esperanza universal, común a los hombres de todos los tiempos y de todos lugares. La expresión 'vida eterna' querría dar un nombre a esta espera insuprimible: no una sucesión sin fin, sino el sumergirse en el océano del infinito amor, en el que el tiempo, el antes y el después ya no existen. Una plenitud de vida y alegría: esto es lo que esperamos de nuestro ser con Cristo."
Antes de recitar la oración del ángelus, Benedicto XVI ha invitado a renovar "la esperanza de la vida eterna realmente fundada en la muerte y resurrección de Cristo", sin olvidar que "la esperanza cristiana no es nunca individual, sino que es siempre también esperanza para los otros. Nuestras existencias están fuertemente ligadas las unas a las otras y el bien y el mal que cada uno realiza siempre afecta a los otros. Así la oración de un alma peregrina en el mundo puede ayudar a otra alma que se está purificando después de la muerte…Que Maria, estrella de la esperanza, haga más fuerte y autentica nuestra fe en la vida eterna y sustente nuestra oración de sufragio por los hermanos difuntos." (S.L) (Agencia Fides 3/11/2008)


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