VATICANO - Benedicto XVI a una delegación del internacional Jewish Committee on Interreligious Consultations: "En nuestro atribulado mundo, marcado con tanta frecuencia por la pobreza, la violencia y la explotación, el diálogo entre las culturas y las religiones debería considerarse cada vez más como un deber sagrado que incumbe a todos aquellos que están comprometidos en la construcción de un mundo digno del hombre”

viernes, 31 octubre 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El empeño por la realización de los principios expuestos en la Declaración conciliar Nostra aetate, "que ha condenado toda forma de antisemitismo, representa tanto un hito en la larga historia de las relaciones entre católicos y judíos, como también un emplazamiento a una renovada comprensión teológica de las relaciones entre la Iglesia y el Pueblo Judío" ha sido recordado por el Santo Padre Benedicto XVI en la audiencia a los miembros del internacional Jewish Committee on Interreligious Consultations, recibidos el 30 de octubre.
El Santo Padre ha constatado con placer que "los cristianos hoy son cada vez más conscientes del patrimonio espiritual que comparten con el pueblo de la Torá" y "también judíos tienen también el desafío de descubrir lo que tienen en común con todos los que creen en el Señor", por tanto, a la luz de la Palabra de Dios, ha exhortado " dar común testimonio del amor, la gracia y la verdad de Dios. Este es un servicio vital en nuestro tiempo, caracterizado por la pérdida de los valores morales y espirituales que garantizan la dignidad humana, la solidaridad, la justicia y la paz”.
Continuando en su discurso, Benedicto XVI ha observado: "En nuestro atribulado mundo, marcado con tanta frecuencia por la pobreza, la violencia y la explotación, el diálogo entre las culturas y las religiones debería considerarse cada vez más como un deber sagrado que incumbe a todos aquellos que están comprometidos en la construcción de un mundo digno del hombre. La capacidad de aceptarnos y respetarnos unos a otro, y de decir la verdad en el amor, es esencial para superar las diferencias, prevenir las incomprensiones y evitar confrontaciones innecesarias”.
Refiriéndose a la experiencia plurianual experimentada durante los encuentros del internacional Liaison Committee, el Pontífice ha subrayado que "el diálogo es serio y honesto sólo cuando respeta las diferencias y reconoce a los otros precisamente en su alteridad. Un diálogo sincero necesita abertura y un fuerte sentido de identidad de ambas partes, para que cada uno venga enriquecido por los dones del otro". Por último, dando gracias a Dios por sus recientes encuentros en diversos lugares con las comunidades hebreas y por los progresos registrados en las relaciones entre católicos y judíos, Benedicto XVI ha animado a los presentes a perseverar en su importante labor "con paciencia y renovado empeño". (S.L) (Agencia Fides 31/10/20089


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