Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Deberían estar sentados en un banco de la escuela, jugar con los amigos, tener tiempo para vivir plenamente su infancia. Sin embargo, se han convertido en niños precoces asumiendo el gravoso cargo de un trabajo clandestino infrapagado con frecuencia con riesgos para la salud.
Son 246 millones en el mundo los niños entre 5 y 17 años implicado en el mercado del trabajo de menores según las estimaciones más recientes del OIT (Organización Internacional del Trabajo de las Naciones Unidas a la que se adhieren 176 estados), 73 millones de los cuales tienen menos de 10 años. Las estimas de este fenómeno de explotación son dramáticas: cada día mueren 220.000 niños por incidentes de trabajo y 8,5 millones viven en estado de esclavitud, 1,2 millones son víctimas de tráficos ilegales del peor tipo, desde la pornografía hasta la explotación sexual.
De 211 millones de niños entre 5 y 14 años, que trabajan durante un número considerable de horas (no ocasionalmente se entiende) el 88%, es decir 186 millones, trabajan en actividades de la minería, en canteras, en fábricas de materiales explosivos, que se deben abolir porque son peligrosas para la salud y la integridad física del menor.
Aunque el fenómeno esta más difundido en los países en vías de desarrollo, el deterioro de la situación económica internacional y el aumento del paro en adultos ha contribuido a aumentar el número de niños trabajadores por necesidades familiares también en los países desarrollados (donde trabajan 2,5 millones de niños) y en Europa del Este (2,5 millones) donde hasta hace un decenio el fenómeno era prácticamente irrevelante.
Incluso el articulo 32 de la Convención ONU sobre Derechos de la infancia dice con inequívoca claridad: “Los Estados reconocen el derecho de todo niño a ser protegido contra la explotación económica y a no ser obligado a ningún trabajo que comporte riesgos o sea susceptible de poner en peligro su educación o minar su salud o su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social”.
Y el OIT con la Convención 138 de 1973 (ratificada hace mas de treinta años, por tanto han pasado al menos un par de generaciones de pequeños explotados) da indicaciones precisas acerca de la edad mínima para trabajar: “la edad mínima para la admisión a cualquier tipo de trabajo que por su naturaleza y por las circunstancias en las que se realiza puede dañar la salud, la incolumidad o la moral de los jóvenes debe ser inferior a los 18 años”
Pero a pesar de la ratificación de la Convención, nos encontramos todavía ante este desconcertante mapa
País Niños trabajadores
India 50/60 millones
China 80 millones
Pakistán 10 millones
Bangladesh 15 millones
Tailandia 7 millones
Nigeria 10 millones
Brasil 9 millones
Egipto 2 millones
Filipinas 7 millones (solo en el sector industrial)
En Asia
El continente en el que la explotación de menores alcanza cifras más elevadas en Asia con cerca de 127 millones de niños obligados a trabajar, a veces incluso sin ser ilegales ya que en algunos estados se permite comenzar a trabajar a los 12 años.
Los contextos laborales además de los familiares, son el sector agrícola (arrozales, plantaciones, cultivos) o en el llamado sector “informal”, es decir, de tipo industrial en subarrendamiento (curtiduría, minería, trabajo textil, comercio).
En el panorama general, resaltan los datos de la India que además de poseer una de las tasas más elevadas en el mundo de analfabetismo, registra la mayor tasa de trabajadores entre los 4 y 14 años. Existe desde 1986 una ley que prohíbe emplear a menores en actividades laborarles de alto riesgo, pero la escasez de medios de control obstaculiza la comprobación de la aplicación de la ley.
El Asian Labour Monitor ha calculado que los niños producen cerca de un quinto del producto interno bruto, mientras que los “esclavos” (que no pueden abandonar el puesto de trabajo y sin salario) sería no menos de 5 millones.
En Bangladesh y en Nepal, las plantaciones de té absorben mucha mano de obra de menores, con largos horarios y pagas mínimas, al servicio de las multinacionales y de los consorcios locales del sector. En Tailandia y China la industria de manufactura emplea a una notable proporción de mano de obra infantil. En Indonesia el trabajo de menores, cerca de 300.000, está permitido para cuatro horas al día. También las industrias de los juguetes se sirven - ocultamente - de esta mano de obra con frecuencia “en servicio” incluso 12 horas consecutivas. No menos de un millón de niños trabaja en la fabricación de tapetes, sentados detrás de complicados telares distribuidos por Pakistán, India y Nepal. Son reclutados por coroneles de subarrendamiento local en los poblados con la promesa de buenas perspectivas de desarrollo; después son encerrados en estancias pequeñas y poco iluminadas destrozándose las manos y la vista anudando hilos de colores.
En Africa
Un de cada tres niños trabaja o al menos colabora en la agricultura familiar o en el pequeño comercio de la familia. En la región subsahariana los pequeños trabajadores son cerca de 67 millones, el 32% de la población infantil local.
En los países del norte de Africa el trabajo de menores afecta a 21 millones de niños, es decir, el 19% de los menores de la zona del continente.
En Egipto trabajan cerca de un millón y medio de niños muchos de ellos en las curtidurías en contacto con materias toxicas durante muchas horas al día.
En América Latina
Cerca del 20% de los niños por debajo de los 15 años deben buscarse como ganarse la vida porque o bien carecen de familia o bien deben proveer a su mantenimiento. Entre aquellos que no tiene un “trabajo” bajo un jefe, recordamos a los pequeños trabajadores de las fabricas de ropa del Centroamérica, las llamadas “maquilladoras”. Están después los pequeños trabajadores de las plantaciones de bananas y no pocos de ellos han quedado intoxicados por los pesticidas.
En Brasil el numero de pequeños trabajadores se mezcla con el de los meninos de las periferias urbanas. Se estima que sean más de medio millón los pequeños, niños y niñas, implicados en el mercado del turismo sexual y 7 millones de pequeños campesinos trabajan en los campos, en las plantaciones de caña de azúcar. En 1994, la Confederación de los trabajadores agrícolas denunció la existencia de más de 40.000 pequeños esclavos por deudas familiares, muchos de ellos en las fábricas de carbón de Carajas. En Colombia fabrican ladrillos y tienen las manos llenas de de astillas entres las hojas de vidrio.
Trabadores sin derechos
La mayor parte de su jornada se emplea en cargas gravosas, muy por encima de sus fuerzas. Y estos pequeños forzados por pequeños salarios, se prestan a hacer de todo, allí donde haya un persona que les ofrezca trabajo dispuesto a explotar sus energías. De los campos a las fabricas, de las trastiendas de los laboratorios artesanales a las cocinas de los restaurantes, allí donde haya oportunidad de ganarse un poco de dinero para ayudar a la propia familia y a sí mismos a sobrevivir a la plaga del hambre y la miseria.
Entre las diversas topologías de trabajo hay que hacer distinciones: esta muy difundido el que se desarrolla en el contexto familiar, referente a trabajos domésticos o en pequeñas unidades familiares (restaurantes, albergues, comercio, artesanía etc...)
Sectores en los que trabajan los pequeños trabajadores:
Agricultura, caza, pesca 70%
Industrias manufacturas 8%
Comercio, sector hotelero 8%
Trabajos domésticos 7%
Millones de niños viven por el contrario del “trabajo de la calle” que tiene como escenario las grandes metrópolis de los países en vías de desarrollo. Pero la mayor parte de los pequeños esclavos del siglo XXI viven detrás de los bastidores de la producción industrial, con frecuencia con altos márgenes de riesgos (contacto con materias tóxicas, uso de maquinaria peligrosa, condiciones de trabajo insalubres, horarios extenuantes).
En el ultimo jirón de este preocupante panorama encontramos un decena de millones de pequeños expuestos a formas de esclavitud, de tráfico, de reclutamiento en conflictos armados, de uso en el mercado de la prostitución o pornografía, que según los datos del OIT están así distribuidos
Tráfico de minores 1.200.000 niños
Trabajos forzados I 5.700.000 niños
Niños soldado 300.000 niños
Prostitución y pornografía 1.800.000 niños
Actividades ilícitas 1.000.000 niños
¿Cambiará el futuro?
Precisamente a comienzos de este año. el OIT lanzó una importante campaña contra el trabajo de menores. En el 2020 esta plaga, podría ser resanada gracias a la inversión, en los próximos 15 años, de 760 millones de dólares empleados para sustituir la mano de obra infantil con adulta, creando beneficios económicos de 5.100 billones de dólares en los países con economías en transición o en vías de desarrollo.
La campaña demuestra de hecho que la explotación de los pequeños trabajadores tendrá efectos gravosos para la sociedad a largo plazo. La falta de preparación escolar de los chicos hipoteca graves vacíos en la formación de las nuevas generaciones y por tanto, en el futuro mismo del país. Pero más allá de la simple esperanza hace falta trabajar en proyectos concretos: Juan Sommavilla, Director General del OIT ha lanzado este desafío para el siglo XXI, señalando que “las buenas políticas sociales son también buenas políticas económicas. Eliminar el trabajo de menores, permitirá un enorme retorno de inversiones y beneficios escolares para la vida de los niños y de sus familias”. (M.F. D’A) (Agencia Fides 13/3/2004 Líneas: 145 Palabras: 1560)