AMERICA/GUATEMALA - Los Obispos preocupados por el aumento de la violencia en el país y que está también obstaculizando la labor de la Iglesia

martes, 28 octubre 2008

Guatemala (Agencia Fides) – Los altos índices de violencia, de deportaciones, desempleo, la incursión de narcotraficantes mexicanos, junto con el fortalecimiento de grupos del crimen organizado en todo el territorio nacional son algunos de los problemas que preocupan seriamente a los Obispos de Guatemala, quienes han pedido al Gobierno una pronta intervención para evitar una debacle social en el país. Efectivamente numerosos Obispos del país han denunciado algunos de estos hechos que se registran en sus jurisdicciones pastorales.
Mons. Víctor Hugo Palma Paúl, Obispo de Escuintla, convocó la semana pasada a los habitantes de ese departamento a participar en las jornadas de oración por la paz y seguridad ciudadana. El Obispo dirigió una carta pastoral a los escuintlecos, en la que calificó de “grave” la situación en esa región del país por el incremento de asesinatos, asaltos, extorsiones, secuestros y robos. También los Obispos de otros departamentos como Izabal, San Marcos, Huehuetenango, Totonicapán, Quiché, Suchitepéquez y Retalhuleu, han denunciado hechos semejantes. Según los Prelados la aparente anarquía, unida a la ausencia de autoridad, a la debilidad del sistema de justicia, la falta de presencia policíaca en algunos departamentos del país o la complicidad de agentes de seguridad en hechos delictivos ha generado desconfianza hacia las fuerzas de seguridad, y ha motivado a los pobladores a que vean en los párrocos locales y autoridades eclesiásticas una ventana para denuncias.
Mons. Rodolfo Medoza, Obispo Auxiliar de Guatemala, lamenta que la labor de la Iglesia también se ha visto obstaculizada por la violencia.
Uno de las principales causas de la violencia es el narcotráfico. Efectivamente Guatemala ha sido puente clave en la región para la distribución de droga, lo que ha originado batallas entre distintos grupos del narcotráfico. La incursión de grupos mexicanos, que quieren hacerse con el traslado de cocaína, ha generado más enfrentamientos. Por otro lado la iglesia muestra su preocupación ante todo por el hecho de que los narcotraficantes se aprovechan de la falta de oportunidades para jóvenes y niños, a fin de introducirlos en el negocio y convertirlos en vendedores o sicarios.
Otro problema grave se refiere a las pandillas, que perjudican todos los días a los pobladores de los departamentos. Según ha denunciado Mon. Pablo Vizcaíno Prado Obispo de Retalhuleu, este “era considerado un municipio tranquilo, y ahora se ha convertido en una de las localidades más inseguras de ese departamento, porque las pandillas han comenzado a ganar terreno”. Esto hace que la gente no pueda salir de sus casas a partir de cierta hora e incluso “los padres de familia ya no quieren enviar a sus hijos al colegio” ha afirmado Mons. Óscar Julio Vian Obispo de Quetzaltenango.
Otro fenómeno que se registra en esa región del país y que llama la atención de los Obispos es el aumento de ventas de tierras de campesinos a personas desconocidas que ofrecen cantidades grandes de dinero, que muchas veces no coinciden con el valor real pues no se descarta que el objetivo real esté relacionado con el narcotráfico
Por otro lado los Obispos están preocupados por los altos índices de violencia y han denunciado un aumento de casos de extorsiones, asesinatos, secuestros, asaltos, robos en sus jurisdicciones pastorales.
La desintegración familiar, el impacto económico de las deportaciones, el incremento del desempleo y la reducción de remesas son aspectos que también destacan y que consideran consecuencias de las migraciones. Según los Obispos la falta de políticas públicas para contrarrestar los efectos negativos de estos problemas propician el incremento de actos delictivos, pues las familias se sumen en la desesperación. Mons. Ramazzini ha explicado que en San Marcos el impacto de este problema ha sido fuerte. “La gente que regresa no encuentra trabajo, y las remesas que recibían las familias han disminuido”.
El endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos ha elevado el número de deportados año con año, que supera las 23 mil 63 personas en lo que va del 2008, solo de EE. UU. La Organización Mundial de las Migraciones prevé que más de 75 mil guatemaltecos serán deportados tanto de México como de EE. UU. También la crisis financiera internacional, aunada a problemas económicos internos, ha aumentado el número de desempleados en el país.
Por otro lado los Obispos consideran la pérdida de valores morales y el distanciamiento de la fe religiosa como algunos de los principales obstáculos para encontrar soluciones a estos problemas sociales.
Según los últimos datos ofrecidos desde enero hasta septiembre del 2008 se han registrado
4. 775 homicidios, cifra que supera los casos reportados en el 2007, durante el mismo período. Y ha habido 3. 943 personas lesionadas con arma de fuego, 600 más que en el 2007. (RG) (Agencia Fides 28/10/2008)


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