VATICANO - Benedicto XVI recuerda en Pompeya la "dimensión apostólica" del Rosario y que “para ser apóstoles del Rosario, es necesario tener experiencia en primera persona de la belleza y la profundidad de esta oración"

martes, 21 octubre 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La tarde del domingo 19 de octubre, el Santo Padre Benedicto XVI, después de haber venerado los restos del Beato Bartolo Longo, se acercó al Pontificio Santuario de Pompeya donde presidió el rezo del Santo Rosario. Al término de la oración dirigió a los presentes una meditación basada en el sentido del Rosario y a continuación ofreció una "Rosa de oro" a la Virgen.
Dando de nuevo idealmente a la Comunidad pompeyana y a cada uno de sus miembros la Carta apostólica de Juan Pablo II "Rosarium Virginis Mariae", el Santo Padre exhortó a todos los que trabajan y viven en Pompeya a hacer propio "el carisma del beato Bartolo Longo y a convertirse, en la medida y en el modo como Dios conceda a cada uno, en auténticos apóstoles del Rosario". La experiencia de los santos enseña que "esta popular oración mariana es un medio espiritual muy valioso para crecer en la intimidad con Jesús, y para aprender, a la escuela de la Virgen Santa, a cumplir siempre la divina voluntad". Sin embargo "para ser apóstoles del Rosario, es necesario tener experiencia en primera persona de la belleza y la profundidad de esta oración, simple y accesible a todos. Es necesario ante todo dejarse conducir de mano de la Virgen Maria para contemplar el rostro de Cristo: rostro alegre, luminoso, doloroso y glorioso. Quien, como Maria y junto con Ella, custodia y medita asiduamente los misterios de Jesús, asimila cada vez más sus sentimientos y se conforma a El".
Continuando con la meditación, el Papa ha recordado que "el Rosario es escuela de contemplación y silencio. A primera visa, podría parecer una oración que acumula palabras, y por lo tanto, difícilmente conciliable con el silencio que se recomienda precisamente para la meditación y la contemplación. En realidad, esta cadenciosa repetición del Ave Maria no turba el silencio interior, antes bien, lo pide y lo alimenta… Así, al recitar el Ave Maria hay que estar atentos para que nuestras voces no 'cubran' la de Dios, quien habla siempre por medio del silencio…Aún cuando sea rezado, como hoy, por grandes asambleas y como hacéis cada día en este Santuario, se debe percibir el Rosario como oración contemplativa, y este no puede ocurrir si falta un clima de silencio interior”.
Una segunda reflexión del Papa ha estado dedicada a la relación existente entre el Rosario y la Palabra de Dios: "El Rosario está todo impregnado de elementos sacados de la Escritura. Está en primer lugar el enunciado del misterio, realizado preferiblemente, como hoy, con palabras sacadas de la Biblia. Sigue el Padre nuestro: al imprimir a la oración la orientación "vertical", se abre el alma de quien recita el Rosario a la justa actitud filial, según la invitación del Señor: "Cuando recéis decid: Padre"… (Lc 11,2). La primera parte del Ave Maria, sacada también del Evangelio, nos hace escuchar de nuevo cada vez las palabras con las que se dirigió Dios a la Virgen a través del ángel y las de bendición de su prima Isabel. La segunda parte del Ave Maria resuena como la respuesta de los hijos que, dirigiéndose suplicantes a la Madre, no hacen sino expresar su adhesión al diseño salvífico, revelado por Dios. Así el pensamiento de quien reza permanece siempre anclado en la Escritura y en los misterios que le son presentados”.
El último aspecto del Rosario se refiere a su dimensión "apostólica", que el Santo Padre ha querido poner de relieve con ocasión de la celebración de la Jornada Misionera Mundial, "una dimensión que el beato Bartolo Longo vivió intensamente sacando inspiración para emprender en esta tierra tantas obras de caridad y de promoción humana y social. Además, él quiso este Santuario abierto al mundo entero, como centro de irradiación de la oración del Rosario y lugar de intercesión por la paz entre los pueblos. Queridos amigos, deseo confirmar y confiar de nuevo a vuestro empeño espiritual y pastoral ambas finalidades: el apostolado de la caridad y la oración por la paz ha concluido el Papa. (S.L) (Agencia Fides 21/10/2008)


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