ASIA/CHINA - Para vivir el mes misionero y prepararse para la Jornada Mundial Misionera, los fieles de la parroquia de Tong Tang se dirigen en peregrinación a la tumba del p. Mateo Ricci, comprometiéndose solemnemente a seguir sus huellas

martes, 14 octubre 2008

Pekín (Agencia Fides) – Los fieles de la parroquia de Tong Tang dedicada a San José, en la Arquidiócesis de Pequín, llevaron a cabo una peregrinación a la tumba del gran misionero, el p. Mateo Ricci, en el contexto de las celebraciones por el Año Paulino y por el mes misionero, preparándose de esta manera para la próxima Jornada Mundial Misionera. Cientos de fieles y catequistas de la parroquia, guiados por el párroco, se dirigieron en peregrinación a la tumba del p. Mateo Ricci el 8 de octubre. En este lugar se encuentra también la tumba de otros famosos misioneros, como los padres J. A. Schall von Bell y Ferdinand Verbiest: junto con ellos están sepultados unos 80 misioneros extranjeros y 14 sacerdotes chinos.
“Ha sido una experiencia muy intensa”, afirmaron los participantes. El párroco, don Liu Bao Wei, recordó: “Muchos de nosotros hemos nacido y hemos vivido en Pequín, pero muy pocos son los que han venido a rendir homenaje, tal vez porque pensamos que más adelante tendremos la ocasión, lo que sucede también con la evangelización, que terminamos siempre dejando para el mañana. Esta peregrinación nos hace entender que se debe partir de este momento, como escribe San Pablo: ‘Pero ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Cómo creerán en aquel a quien no han oído? ¿Cómo oirán sin que se les predique?’ (Rm 10,14)”. Luego de recitar el Padre Nuestro y el Ave María, los peregrinos prometieron solemnemente, delante de la tumba del gran misionero, esforzarse al máximo siguiendo sus huellas, para que el Evangelio se inserte en la cultura y en la sociedad chinas, el Catolicismo se difunda en todo el territorio chino, y la raíz del cristianismo sea cada vez más sólida. Invocaron la ayuda del siervo de Dios Mateo Ricci también para que la Parroquia San José sepa explotar al máximo su posición geográfica, en el centro de Pequín, para dar a conocer a Dios al mayor número de personas posible.
Mateo Ricci nació el 6 de octubre de 1552 de una noble familia de Macerata, en Italia. Entró en el noviciado de la Compañía de Jesús en 1571. Parió para la India en 1577 y fue ordenado sacerdote el 25 de julio de 1580. Llegó a Macao en 1582 y, por voluntad de sus Superiores, arribó a Pekín en 1601, llevando dones al Emperador chino. Murió en Pequín el 11 de mayo de 1610. Por primera vez en la historia china, el emperador honró a un extranjero con una solemne ceremonia de sepultura. Durante su permanencia en china, que duró cerca de 28 años, Mateo Ricci mantuvo buenas relaciones con el Emperador, que le permitieron construir varias iglesias y conventos, así como evangelizar a la población local. Su contribución fue también de un alto valor científico: tradujo al chino numerosas obras relacionadas con la fe, la ciencia y la filosofía occidental, y viceversa. Según los estudiosos, el p. Mateo Ricci fue un “pionero de la inculturación”: uno de los pocos misioneros en haber adquirido una auténtica sensibilidad china, en el respeto por la cultura local y el deseo de hacer misión en China. (NZ) (Agencia Fides 14/10/2008)


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