AFRICA/CONGO RD - “Debemos hacer frente a los daños espirituales y materiales de la guerra civil”, afirma el Obispo de Kongolo

miércoles, 17 septiembre 2008

Roma (Agencia Fides) – “Hemos salido de un conflicto que ha dejado cicatrices profundas, materiales y sobre todo espirituales”, declara a la Agencia Fides Su Excelencia Mons. Óscar Ngoy wa Mpanda, Obispo de Kongolo (República Democrática del Congo). Mons. Mpanda se encuentra en Roma participando en el Seminario de Estudio promovido por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos para 104 Obispos nombrados recientemente para las circunscripciones eclesiásticas que dependen de ese Dicasterio Misionero (ver Agencia Fides 10/9/2008). Kongolo se encuentra en Katanga, al sur del Congo, donde hasta hace pocos años incursionaban las milicias Mai-Mai sembrando muerte y terror entre la población civil. Dichos crímenes habían sido denunciados en varias ocasiones por los Obispos locales (ver Fides 23/11/2005).
“Gracias a Dios la violencia ha terminado y en nuestra diócesis ahora reina la calma”, afirma Mons. Mpanda. “Sin embargo el conflicto ha dejado cicatrices profundas en la población y en el territorio. Debemos hacer frente a daños materiales y sobre todo espirituales provocados por la violencia. Tenemos todavía a una parte de la población evacuada que debe retornar a casa. Pero como decía anteriormente, los peores daños son los espirituales. Las familias han perdido seres queridos, numerosas mujeres han sufrido violencia sexual. En ese sentido es muy difícil calcular el número de personas que están sufriendo, ya que muchas víctimas se avergüenzan de decir que han sido víctimas de alguna violencia. Son personas que han sufrido traumas y no tienen la fuerza para pedir ayuda”.
“La Iglesia no ha permanecido inmune a la furia de la gente: iglesias, centros misioneros, estructuras sanitarias y educativas, han sido saqueadas y destruidas. Hay 50 escuelas católicas a las que los rebeldes han forzado las puertas y han robado los bancos para convertirlos en leña para cocinar”, agrega el Obispo de Kongolo.
Las consecuencias de la guerra civil se advierten también en el plano eclesial, afirma Mons. Mpanda: “En este contexto negativo, han aparecido algunas sectas de importación europea o americana que atraen a los fieles gracias a los medios de los que disponen. Un sólo dato puede servir para graficar las dimensiones del fenómeno: los Testigos de Jehová del 2004 al 2006 han construido cerca de 2.500 salas de oración en la diócesis. Las sectas distribuyen dinero y han creado una serie de radios y canales de televisión con los que predican su propio credo. Incluso muchos buenos católicos escuchas dichas transmisiones. Por ello, para contrarrestar a las sectas, he decidido apuntar a una pastoral integral, que comprenda todos los aspectos de la vida”.
Frente a este desafío el Obispo de Kongolo apunta a reafirmar la vocación auténtica de la Iglesia de testimoniar el amor de Cristo a través del desarrollo integral de la persona: “Las sectas no se preocupan en lo más mínimo del desarrollo integral de la persona, una tarea que es más bien parte de la misión de la Iglesia Católica. Las sectas no construyen escuelas ni hospitales. No tenemos una radio católica, aunque quisiéramos tenerla, pero tenemos una red de escuelas y de estructuras sanitarias que constituyen un punto de referencia para la población. (L.M.) (Agencia Fides 17/9/2008; líneas 37, palabras 514)


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