VATICANO - "Esta es la misión de todos los apóstoles de Cristo en todos los tiempos:: ser colaboradores de la verdadera alegría"; dedicada a la concepción paulina del apostolado la catequesis del Papa en la audiencia general - Mensaje a los franceses en vísperas del viaje apostólico a Francia

jueves, 11 septiembre 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Después del encuentro con Jesús resucitado, en el camino de Damasco, "Pablo no podía continuar viviendo como antes, ahora se sentía investido por el Señor del encargo de anunciar su Evangelio en calidad de apóstol". De su "nueva condición de vida, es decir, de ser apóstol de Cristo", ha hablado el Santo Padre durante la audiencia general del miércoles 10 de septiembre, celebrada en el aula Pablo VI en el Vaticano.
"Nosotros normalmente, siguiendo a los Evangelios, identificamos a los Doce con el título de apóstoles, para indicar a aquellos que eran compañeros de vida y oyentes de las enseñanzas de Jesús - ha dicho el Papa durante la catequesis -. Pero también Pablo se siente verdadero apóstol y parece claro, por tanto, que el concepto paulino de apostolado no se restringe al grupo de los Doce… también san Pablo se interpreta a sí mismo como apóstol en sentido estricto. Es cierto que, en el tiempo de los orígenes cristianos, nadie recorrió tantos kilómetros como él, por tierra y por mar, con el único objetivo de anunciar el Evangelio".
En sus Cartas, San Pablo indica tres características principales que constituyen al apóstol, y el Papa las ha resumido de este modo: " La primera es "haber visto al Señor", es decir, haber tenido con él un encuentro determinante para la propia vida.… es el Señor el que constituye el apostolado, no la propia presunción". "La segunda característica es la de "haber sido enviado". … Una vez más sale a primer plano la idea de una iniciativa de otro, la de Dios en Jesucristo, a la que se está plenamente obligado; pero sobre todo subraya el hecho de que se ha recibido una misión de parte de Él que hay que cumplir en su nombre, poniendo absolutamente en segundo plano cualquier interés personal. El tercer requisito es el ejercicio del "anuncio del Evangelio", con la consiguiente fundación de iglesias. El de "apóstol", por tanto, no es y no puede ser un título honorífico, sino que empeña concretamente y también dramáticamente toda la existencia del sujeto interesado".
“Un elemento típico del verdadero apóstol, sacado a la luz por san Pablo- ha continuado el Papa -, es una especie de identificación entre Evangelio y evangelizador, ambos destinados a la misma suerte. Nadie como Pablo, de hecho, ha puesto en evidencia cómo el anuncio de la cruz aparece como "escándalo y necedad (1 Cor 1,23), al que muchos reaccionan con incomprensión y rechazo. Esto sucedía en aquel tiempo, y no debe extrañarnos que suceda también hoy". Aún compartiendo con la filosofía estoica de su tiempo, una tenaz constancia en todas las dificultades que se presentan, Pablo sin embargo "supera la perspectiva meramente humanística, reclamando el componente del amor de Dios y de Cristo… Esta es la certeza, la alegría profunda que guía al apóstol Pablo en todas estas vicisitudes: nada puede separarnos del amor de Dios. Y este amor es la verdadera riqueza de la vida humana”.
Concluyendo su catequesis, el Santo Padre ha recordado que "san Pablo se consagró al Evangelio con toda su existencia; ¡podríamos decir las veinticuatro horas! Y cumplía su ministerio con fidelidad y con alegría", poniéndose en actitud de completo servicio respecto a las Iglesias, declarando: " No es que pretendamos dominar sobre vuestra fe, sino que contribuimos a vuestro gozo" (2 Cor 1,24). Benedicto XVI ha evidenciado por último, que "esta es la misión de todos los apóstoles de Cristo en todos los tiempos:: ser colaboradores de la verdadera alegría”.
Al término de la audiencia, el Papa ha leído un Mensaje dirigido a los franceses con ocasión de su inminente viaje apostólico a París y Lourdes, del 12 al 15 de septiembre, "el primer viaje pastoral a Francia como Sucesor de Pedro". Enviando su cordial saludo al pueblo francés y a todos los habitantes de esta amada nación, el Papa ha dicho: " Voy como mensajero de paz y fraternidad. Conozco bien vuestro país. Varias veces he tenido la alegría de visitarlo y de apreciar su generosa tradición de acogida y tolerancia, así como la solidez de su fe cristiana y de su elevada cultura humana y espiritual". Motivo del viaje es el 150° aniversario de las Apariciones de la Virgen a Lourdes, y por lo tanto será para Benedicto XVI una gran alegría unirse "a la multitud de peregrinos que recorren las etapas del camino del Jubileo, tras las huellas de Santa Bernadette hasta la gruta de Massabielle. Rezaré con intensidad a los pies de Nuestra Señora por las intenciones de toda la Iglesia, particularmente por los enfermos, los necesitados y también por la paz del mundo. María sea para todos vosotros y especialmente para los jóvenes, la Madre siempre atenta a las necesidades de sus hijos y luz de esperanza que ilumine y guíe vuestros caminos". (S.L) (Agencia Fides 11/9/2008)


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