AFRICA/SOMALIA - “Los secuestros de los agentes humanitarios son una consecuencia del caos generalizado: También resultan obsoletos los mecanismos de control de los clanes somalos”: es el parecer de un experto del Cuerno del África

martes, 22 julio 2008

Roma (Agencia Fides) – “Los secuestros de los agentes humanitarios son una consecuencia de la fragmentación extrema de la sociedad somalí”, declara a la Agencia Fides Federico Battera, Docente de Ciencias Políticas en la Universidad de Trieste, experto en el Cuerno del África. “También resultan obsoletos los mecanismos de control internos de los mismos clanes y sub-clanes somalos”, explica Battera. “Paradójicamente, cuando estaban los ‘Señores de la guerra’, que se disputaban el control del territorio y el acceso a recursos, como los puertos, provocando cientos de muertos, existían todavía algunas formas de control. La población de todos modos sufría extorsión, pero al menos existían algunos puntos de referencia en la cúpula de las facciones, en los líderes de los clanes, que mal que bien lograban imponer un mínimo de orden, si bien al estilo “mafioso”. Ahora ni siquiera esto funciona. Es una guerra de todos contra todos. Tenemos un gobierno extremamente débil, apoyado por las tropas etiópicas, incapaz de garantizar el orden en la capital Mogadiscio, imaginemos cómo es en el resto del país, que está completamente abandonado a su suerte.
Battera describe un cuadro preocupante de la situación del país. “Hay una guerrilla contra las tropas etiópicas, que mezcla reivindicaciones nacionalistas y relacionadas a los clanes, con ideología islamita radical. Los fenómenos de la piratería y el vandalismo se insertan en un cuadro de total ausencia de un Estado Central y de fortísima tendencia a la fragmentación de la sociedad. Los líderes de los clanes no logran imponerse a las bandas formadas por jóvenes de su mismo clan. Si uno de estos líderes se compromete a una tregua con el gobierno, aún así no es seguro que logre hacerla respetar a los miembros de su clan. Quien ha sido excluido del poder, tanto del gobierno, por más débil, como del tradicional, busca afirmarse haciendo recurso al vandalismo y a la piratería”.
Las perspectivas no son alentadoras. “La situación somalí recuerda a la de Irak de hace 3 o 4 años, cuando a la guerrilla contra los americanos se sumaban conflictos entre iraquíes de distintas confesiones y formas extremas de vandalismo, incluidos los secuestros de occidentales o de ciudadanos comunes. En el caso de Somalia, por el momento no parece que existan en el área fuerzas que tengan la capacidad de ejercer un rol estabilizador. Más aún, en tierra somalí me parece que está en curso una guerra entre las fuerzas de Etiopía, Eritrea y otros Estados, los cuales tienen interés en que Addis Abeba permanezca empantanada en el caso somalí. El gobierno etiópico está buscando una solución para retirar sus tropas de Somalia, pero me parece difícil que pueda lograrlo en poco tiempo”.
Los continuos ataques contra las organizaciones humanitarias podrían generar un desastre similar al de 1992-93, que provocó la intervención de las Naciones Unidas. Lo afirma el Programa Alimentario Mundial de la ONU, que recuerda que el 90% de las propias ayudas alimentarias destinadas a más de dos millones de somalíes llegan al país por vía marítima. Pero los asaltos de los piratas y la violencia contra los agentes humanitarios comprometen seriamente la operaciones del PAM y de las otras organizaciones no gubernamentales operantes en Somalia. El PAM calcula que, si la situación no mejora, para diciembre el número de personas que deberán recibir asistencia alimentaria será 3 millones y medio. (L.M.) (Agencia Fides 22/7/2008; líneas 39, palabras 554)


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