ASIA/JAPÓN- Se tratan en el vértice del G8: la crisis alimenticia mundial, el problema del clima y las especulaciones financieras, con la exhortación del Papa a poner en el centro a “los necesitados de las poblaciones más débiles y más pobres”

lunes, 7 julio 2008

Roma (Agencia Fides) – Comenzó hoy, 7 de julio- y proseguirá hasta el 9 de julio- en la isla de Hokkaido, Japón, el vértice del G8 entre los líderes de los países más ricos del Planeta (Usa, Japón, Gran Bretaña, Francia, Canadá, Alemania, Italia, Rusia). Una cita que esta vez tiene como centro la crisis alimenticia determinada por la crisis financiera global y por el aumento del precio de los carburantes y de muchos productos agrícolas fundamentales para la súper vivencia de millones de personas. Entre los argumentos que serán tratados: el problema del cambio climático y la creciente pobreza. El primer día está dedicado en modo específico al desarrollo de África (uno de los fines de la presidencia japonesa es justamente el de incentivar la realización de los Objetivos del Milenio). Entre las metas se encuentra también la de fijar una fecha para reducir la emisión de gas responsable del efecto sierra, con los japoneses que promueven una reducción del 50 por ciento hasta el 2050 y los europeos, junto a las organizaciones ecologistas, que quisieran una más concreta reducción del 20 por ciento hasta el 2020. Será difícil alcanzar un acuerdo vinculante porque Estados Unidos y Canadá ya han dicho que el G8 no es el justo lugar para decisiones de ese tipo.
En este frente hay que considerar que los grandes países productores de gas sierra, como India y China, no se encuentran en el club del G8 y por lo tanto no estarían dentro de las decisiones esenciales. Justamente este es otro punto de discusión del actual vértice: si es el caso de extender estos Summit a la India, China y Brasil, es decir, a las potencias económicas emergentes de Asia y de América Latina.
En la primera sesión dedicada a África, participan también el Presidente de la Banca Mundial, Robert Zoellick, e Secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon y los Jefes de Estado de Argelia, Etiopía, Ghana, Nigeria, Senegal, Sudáfrica y Tanzania. También ayer, Benedicto XVI, durante el ángelus celebrado en Castel Gandolfo, exhortó a los líderes del G8 a afrontar sin demora los graves problemas derivados de la pobreza, del cambio del clima, de las enfermedades. “Me dirijo a cuantos participan en el encuentro de Hokkaido-Toyako para que al centro de sus deliberaciones sitúen las necesidades de las poblaciones más débiles y más pobres, cuya vulnerabilidad crece hoy en día a causa de las especulaciones y de las turbulencias financiarías y sus efectos perversos en el precio de los alimentos y de la energía”.
La Caritas internationalis junto a la red católica CIDSE (International Cooperation for Development and Solidarity) abordó la cuestión “ayuda a los países en desarrollo” en un documento redactado con ocasión del G8 que se realiza en Japón. “Haste el 2004 toda la ayuda para el desarrollo e nivel mundial creció hasta los 75mil millones de dólares al año –afirma el organismo caritativo- una mejora respecto a los años precedentes. En el 2005 la Unión Europea se comprometió en alcanzar colectivamente el 0,56% del Producto Bruto Interno (PBI) hasta el 2010 y el 0,7% hasta e 2015. Con ocasión del Summit del G8 que se desarrolló en Gleneagles en el 2005, tales metas fueron reafirmadas”. Sin embargo, destaca Caritas, cuatro años después muchos de los más grandes donantes de la Unión Europea no están “en el camino recto”. “En el 2007 la ayuda contaba 62095 millones de dólares iguales al 0,4% del PBI, incluidos en estos los 6949 millones de dólares para la cancelación de la deuda. Esto significa que la suma total de la ayuda es igual al 0,36% del PBI”. Por lo tanto son aún inversiones demasiado bajas, disminuyendo, por parte de los países ricos hacia las áreas del sub desarrollo del planeta.
Los miembros del G8 se encuentran frente al gran desafío de coincidir en los objetivos fijados para el 2010. Según Caritas “el presupuesto que evidencia estos compromisos, compartido por la sociedad civil y por los políticos, es la ayuda que puede hacer la diferencia en la vida de los pobres y que es una componente esencial en toda estrategia para realizar los Objetivos de desarrollo del milenio. Celebramos, en efecto, los progresos que se han realizado en tantos países justamente gracias al trabajo de sus gobiernos que se han verdaderamente empeñado en la reducción de la pobreza y que han demostrado que pueden hacer un buen uso de los recursos de los que disponen”. En este 2008 es necesario dirigirse hacia los objetivos del milenio, que reúnen compromisos precisos sobre los grandes temas del vértice de Hokkaido, para que no terminen siendo solo letra muerta. (Mtp) (Agencia Fides 7/7/2008; 53 líneas, 811 palabras)


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