AMERICA/MEXICO - Marcha por la Vida: “la verdadera laicidad es la que escucha la razón, no la que se deja llevar por la sinrazón de una imposición de tipo político”

lunes, 23 junio 2008

Ciudad de México (Agencia Fides) – “Venimos a los píes de Nuestra Señora de Guadalupe para agradecer el don de la vida y reafirmar la verdad de la vida humana, en un mundo que aparta la vista de lo que la ciencia reconoce: que la vida del embrión es humana desde el primer momento de la concepción, hasta el último instante de su existencia natural. Que no hay discontinuidad desde los momentos iniciales de la vida, cuando el embrión ya genéticamente es un ser humano, hasta el momento en que la muerte da fin natural a la existencia. Esta es la verdad que hemos de proclamar en la sociedad y es la verdad que tenemos que defender, con la claridad de la razón, ante las disyuntivas legales que una sociedad plural pone sobre la mesa del debate y sobre la conciencia de las personas”. Es lo que afirmo el cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo de México en la homilía de la Misa celebrada este domingo 22 de junio en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe durante la celebración de la Gran Marcha por la Vida (ver Fides 19/6/2008).
En la Marcha-Peregrinación participaron alrededor de 3.000 personas pertenecientes a 65 organizaciones católicas además de numeroso sacerdotes y religiosos. El evento se ha llevado a cabo como parte de las manifestaciones que de modo pacífico se están llevando a cabo al mismo tiempo que las audiencias publicas que realiza la Suprema Corte de Justicia de la Nación para analizar la ley que despenaliza al aborto en el Distrito Federal. Durante las tres horas de Marcha se rezó el Rosario pidiendo por la defensa de la vida y las 12.00 horas tuvo lugar la Santa Misa en la Basílica.
Según afirmó el Cardenal Rivera “esta proclamación no nace de la prepotencia, o del afán de imponer las propias ideas a los demás”, sino que nace más bien “de la certeza de que la verdad es la base de la convivencia social”. Recordó así mismo que “la verdadera laicidad es la que escucha la razón, no la que se deja llevar por la sinrazón de una imposición de tipo político”. Así mismo señalo que el cristiano “sólo pide que su voz se escuche sin el prejuicio que de antemano descalifica”. Tan solo quiere ser oído “con el respeto que merecen las verdades que nacen de sus convicciones. Quiere que se le respete el derecho a defender sus puntos de vista con racionalidad, con tolerancia y con respeto”.
Advirtió además que “las ofensas a la vida humana, acaban pro herir gravemente a quienes las llevan a cabo y por desgracia a quienes son víctimas”.
Pero según recordó el Cardenal Rivera “la promoción del don de la vida no se reduce al doloroso drama del aborto”, pues existe otro flagelo doloroso en la sociedad mexicana, esto es, la violencia organizada, “que se ceba en personas inocentes, secuestradas por culpa de un desprecio de la vida humana y del derecho a la libertad que tiene todo ser humano”. A este respecto considera el Cardenal que “es preocupante que la sociedad no reaccione con valor ético y cívico ante estos grandes daños y no se oponga de modo frontal a quienes de modo impune siguen lucrando con el dolor y la vida de cientos de personas”.
Concluye su homilía el Arzobispo de México realizando un llamamiento a todos a para que “ejerzan su derecho a mostrar, con razones y elementos legales, que la vida humana debe ser defendida y custodiada desde el primer momento”. Y pide a la Virgen de Guadalupe “para que ilumine a quienes tienen en sus manos las decisiones sobre la vida de otros mexicanos, para que tomen con valor, justicia y sabiduría, la decisión que brota de la verdad”. (RG) (Agencia Fides 23/6/2008)


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