ASIA/CHINA - "Allí donde está el amor del Señor, está presente el Señor mismo” diario de sor Ji, escrito en la tienda donde trabajaba como voluntaria entre las víctimas del terremoto de Si Chuan

viernes, 20 junio 2008

Shi Jia Zhuang (Agencia Fides) - "Somos religiosas católicas, procedentes de varias Congregaciones religiosas de diversas diócesis y provincias". Es la respuesta de suor Ji Yong-Jing, de la Congregación de Nuestra Señora de China de San Dong, y de las otras religiosas católicas que trabajan en la zona devastada, a las personas que, maravilladas de su presencia, les preguntan quienes son. "Sois tan especiales, tan buenas, trabajáis tanto... pero quiénes sois con este vestido particular ?” era la pregunta común, según revela suor Ji en su diario titulado "Amor en acción."
Sor Ji, que ha llevado ayuda a los devastados junto con otras muchas religiosas coordinadas por Jinde Charities, escribe en su diario: "Hoy 2 de junio, cielo sereno. Como cada día ayudamos a los ancianos y a los heridos a lavarse, a cortar el pelo, afeitarse. Con 45 grados de temperatura corren peligro de una insolación y de que empeoren sus heridas. Hemos visto un joven que no había recibido nunca una visita. Hemos intentado hablar con ella desde hace días, inútilmente. Hoy de repente me ha llamado y me ha dicho: 'Hermana, los míos son católicos, nuevos bautizados. Están desesperados por mi causa, porque tengo treinta años, soy casi un delincuente, he hecho de todo excepto cosas justas. El terremoto y vuestro ejemplo me han hecho entender que me he equivocado, quiero cambiar. ¿Todavía tengo esperanza? ¿Podría todavía recuperar la confianza de los míos? '. Yo he contestado inmediatamente: Ciertamente, el Dios es bueno y acoge a todos, sobre todo los que vuelven a El como el hijo pródigo'. Con las otras monjas nos turnamos para mantenerle la moral en alto e intentamos buscar a sus parientes. Durante el momento de convivencia y de oración de la tarde de nuestra pequeña comunidad, hemos tenido la confirmación de que allí donde está el amor del Señor está presente el mismo Señor, que transforma a la gente interiormente”.
"Un sacerdote de la parroquia cercana vino a visitarnos con algunas monjas. Al ver nuestra situación, nos invitó a dormir en su parroquia. Se lo hemos agradecido pero nos quedamos aquí, porque la gente nos necesita. Nos han prometido, con los ojos brillantes, que rezara por nosotros, y que nos traerá lo que necesitamos lo antes posible y vendrá con frecuencia. No hemos podido sino agradecer al Señor que está presente en todas partes y sabe lo que nos hace falta. ¡Señor, gracias por esta experiencia de crecimiento de fe!".
Las victimas son unánimes en la alabanza de las religiosas católicas; una doctora del ambulatorio de una fábrica de fertilizantes químicos cuenta: "si no hubieran estado las monjas no sé que habríamos hecho. El 20% de más de mil obreros y ejecutivos que estaban en la fábrica en el momento del sismo han muerto. Algunos día después, aquí solo quedaban los soldados y las religiosas para ayudarnos. Han hecho de todo, incluso enterrar los cadáveres. Todos los días recorrían más de 40 kilómetros para venir hasta nosotros y volver luego hasta el lugar donde están alojadas. Así han trabajado durante toda una semana. No olvidaré nunca cuando nos dejaron para ir a otras zonas de emergencia. Todo hemos llorado, diciendo: vosotros, las religiosas católicas, sois las personas que más amamos”. (NZ) (Agencia Fides 20/06/2008)


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