VATICANO - El Santo Padre Benedicto XVI al término del Concierto en su honor ofrecido por la “China Philarmonic Orchestra” y por el “Sahnghai Opera House Chorus”: “La música, y más en general el arte, pueden ser un vehículo privilegiado de encuentro y de recíproco conocimiento y estima entre la población y las diversas culturas”

jueves, 8 mayo 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El miércoles 7 de mayo a las 18:00, en el Aula Pablo VI, en Vaticano, tuvo lugar un Concierto ofrecido por la “China Philharmonic Orchestra” y por el “Shanghai Opera House Chorus” en honor del Santo Padre Benedicto XVI. La Orquesta Filarmónica y el Coro, dirigidos por el Maestro Long Yu, ejecutaron la Misa de Requiem en Re menor KV 626 de Wolfgang Amadeus Mozart. Antes del Concierto, el Maestro Long Yu dirigió al Papa algunas palabras de saludo. Al término de la presentación el Santo Padre dirigió a los presentes un discurso que presentamos a continuación:
“Respetables Señores y Señoras, queridos amigos:
Otro evento musical de alto nivel nos reúne una vez más en esta Aula Pablo VI. Ello ha de tener para mí y para todos vosotros un elevado valor y significado: se trata, en efecto, de un concierto ofrecido y ejecutado por la Orquesta Filarmónica China y por el Coro de la Ópera de Shangai; un concierto que nos pone en contacto, en cierto modo, con la viva realidad del mundo chino. Agradezco a la Orquesta y al Coro por este sentido homenaje y felicito a los organizadores y a los artistas por haber ejecutado con gran profesionalidad, fineza y elegancia, una obra musical que forma parte del patrimonio artístico de la humanidad. En este grupo de valiosos artistas podemos ver representada a la gran tradición cultural y musical de China, y la interpretación realizada por ellos nos ayuda a comprender mejor la historia de un pueblo, con sus valores y nobles aspiraciones. ¡Gracias de todo corazón por este regalo! ¡Gracias también por la melodía que será ejecutada en breve! Además de los promotores y artistas, quiero agradecer vivamente a todos aquellos que, de una manera u otra, colaboraron con la puesta en obra de este espectáculo, verdaderamente único en algunos aspectos.
¿Cómo no resaltar, además, que este concierto -realizado por artistas chinos de una obra maestra de Mozart- une su propio talento musical a la música occidental? Se trata de un reto que el Maestro Long Yu, su Orquesta, los Solistas y el Coro de la Ópera de Shangai, han logrado superar ampliamente. La música, y más en general el arte, pueden ser un vehículo privilegiado de encuentro y de recíproco conocimiento y estima entre la población y culturas diversas; un medio al alcance de todos para valorar el lenguaje universal del arte.
Y existe otro aspecto que quisiera subrayar. Noto con mucha satisfacción el interés de vuestra Orquesta y de vuestro Coro por la música religiosa europea. Se trata de un hecho que demuestra la posibilidad real de apreciar y de valorar, en mundos culturales diferentes, otras manifestaciones del espíritu, como lo es, en efecto, el “Requiem” de Mozart que acabamos de escuchar, precisamente porque la música interpreta los sentimientos universales del ánimo humano, entre los cuales está el sentido religioso, que supera los confines de las culturas particulares.
Quisiera, finalmente, decir una palabra en relación al lugar en el que estamos reunidos. Se trata de la gran sala en la que el Papa recibe a sus invitados y se encuentra con todos aquellos que vienen a visitarlo. Es como una gran ventana abierta al mundo, un lugar en el que con frecuencia se encuentran personas provenientes de todas partes de la tierra, cada una con su propia historia personal y su propia cultura, cada una acogida con estima y afecto. Esta tarde, acogiéndoos a vosotros, queridos artistas chinos, el Papa acoge idealmente a todo vuestro pueblo, con un recuerdo especial para vuestros conciudadanos que comparten la fe en Jesús y están unidos con un particular lazo espiritual al Sucesor de San Pedro. El “Requiem” nació de esta fe, como oración a Dios, juez justo y misericordioso, y es por ello que llega al corazón de todos como expresión de un humanismo universal. Finalmente, al agradecerles de nuevo por este bellísimo homenaje, envío mi saludo a través de vosotros a todos los habitantes de China que, con las próximas Olimpiadas, se preparan para vivir un evento de gran valor para la humanidad entera.” (L.M.) (Agencia Fides 6/5/2008; líneas 49, palabras 731)


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