Enero 2004: “A fin que todas las iglesias jóvenes de las misiones se empeñen en la formación de las personas que trabajan en la pastoral” Comentario de la intención misionera indicada por el Santo Padre a cargo de Su Exc. Mons. Robert Sarah, Secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.

lunes, 29 diciembre 2003

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “En todos los sectores de la vida eclesial la formación es de capital importancia. En efecto, nadie puede conocer realmente las verdades de fe que nunca ha tenido ocasión de aprender, ni puede realizar obras para las que jamás ha sido educado. Por eso « es preciso preparar, motivar y fortalecer a toda la comunidad para la evangelización, a cada uno según su función específica dentro de la Iglesia ». Esto vale también para los Obispos, los presbíteros, los miembros de Institutos de vida consagrada y de las Sociedades de vida apostólica, los de los Institutos seculares y para todos los fieles laicos. La formación misionera debe ocupar un lugar privilegiado... Esta labor ha de ser entendida no como algo marginal, sino central en la vida cristiana ». (Ecclesia in Africa n.75)
El mundo contemporáneo presenta al cristiano numerosos desafíos como son el desarraigo de la familias, la urbanización, el paro. El cristiano está llamado a enfrentarse a potentes seducciones materialistas de toda clase, con una secularización insidiosa de la sociedad y un resquebrajamiento intelectual acentuado por una avalancha de ideas insuficientemente confutadas y por la influencia inexpugnable de los medios de comunicación. Una profundización en la fe, que es lo mismo que decir el Misterio de Jesús que enraíza toda nuestra existencia en el seguimiento, y una sólida formación cristiana en materia ética y social, son pues indispensables para afrontar estos desafíos. Pero es necesario insistir todavía más en la importancia central de una vida de santidad, De hecho, toda formación permanente mira antes que nada a la santidad.
La formación dada a los trabajadores pastorales, debe conducir a la perfección cristiana, “”Sed pues perfectos como es perfecto vuestro padre que está en los cielos” (Mt 5, 47), la formación cristiana tiene como objetivo el conducir a los cristianos al pleno conocimiento de Jesús y a hacerse profundos conocedores de la doctrina de la fe. Consiste en ayudarles a recorrer un determinado camino espiritual, hacerles alcanzar una concreta madurez espiritual y la sabiduría que no se adquiere con los libros, sino que es un don de Dios. La formación cristiana compromete a todos los fieles en la búsqueda de una autentica comunión con Dios y les invita a seguir a Cristo, consagrando la vida a El. Los empuja a entrar con coraje y por amor en otra Voluntad, para dejarse guiar por ella a través del Misterio pascual que es la única fuente de la fecundidad de la Iglesia en su misión de Evangelización. Mas allá de los diferentes cargos en la vida de la Iglesia, está la santidad de todo bautizado y de los trabajadores pastorales que es fermento y esperanza para nuestro mundo contemporáneo. Al inicio de esta año 2004, recemos pues por nuestra santificación, “esta es de hecho la voluntad de Dios” (cfr. 1 Th 4,3).
Confiémonos a la Virgen María y a los Santos. Por medio de Maria y los Santos, Dios mismo habla a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, mostrándoles el camino que, a través de las vicisitudes del mundo, les transformará más perfectamente a imagen de su Hijo, en mensajeros de la Buena Nueva, y constructores del Reino de Dios en la tierra. El testimonio de vida de la Virgen Santísima y de los Santos es siempre actual. Este atrae, interpela y arrastra en cuanto que manifiesta una experiencia humana transparente, henchida de la presencia de Cristo, el Hijo de Dios, el Santo por excelencia "que ha vivido nuestra condición humana en todo menos en el pecado” (cfr. Plegaria Eucarística IV). + Robert Sarah
(Agencia Fides 29/12/2003 Líneas: 46 Palabras: 649)


Compartir: