AFRICA/TUNEZ - “Todos, cristianos y musulmanes, han recibido la noticia con estupor”

viernes, 18 enero 2008

Tunis (Agencia Fides) - Desde Túnez, el misionero P. Eugenio Elias de la Comunidad del Verbo Encarnado escribe: “Túnez es un país cuya población se profesa musulmana en su casi totalidad. Su posición en el norte de África y su cercanía con Europa han hecho de estas tierras un lugar privilegiado de encuentro entre distintas culturas y religiones. Sin ignorar las tensiones propias de una tal diversidad -que vuelven aun más meritorios los esfuerzos de todas las partes-, las relaciones mutuas se corresponden con lo que se ha dado en llamar “el diálogo de la vida”. Son además innumerables los coloquios, seminarios y conferencias en vistas de un mejor conocimiento mutuo y de una mayor colaboración; muchos de ellos organizados por entes oficiales.
En estas tierras la Iglesia Católica -que cuenta en su seno cristianos de muchas nacionalidades- vive discreta pero intensamente. Sus instituciones y personas gozan del reconocimiento y, en general, del aprecio de los tunecinos. Un hito importante en la historia reciente de la Iglesia local es la visita que realizara en 1996 Juan Pablo II. El Papa pudo venir a confirmar a sus hermanos en la fe, celebrar Misa en la Catedral, rezar en el lugar del martirio de tantos mártires -entre ellos Perpetua y Felicidad- y portar su mensaje de paz a todos los hombres. Todo esto fue posible gracias a la apertura de espíritu de las autoridades del país, con las cuales mantuvo encuentros personales.
En tal contexto el grave incidente de la Universidad La Sapienza resulta por lo menos inconcebible. Mientras en este país muchos se empeñan -no sin fatiga- en convertir las dificultades propias de la diversidad en ocasión de enriquecimiento mutuo, aquella sede romana dispara un rayo de necedad e intolerancia. Todos, cristianos y musulmanes, han recibido la noticia con estupor. A los fieles reunidos en la Catedral se les informó sobre lo acaecido, instándolos a rezar por el Santo Padre y por una Europa que se muestra desorientada, invitándolos a no cesar de trabajar por el entendimiento entre los hombres. Muchos medios analizan ya lo sucedido. Quienes misionamos en estos lugares albergamos la fuerte esperanza de que, como ocurriera con el discurso de Ratisbona, esto sirva providencialmente para despertar a tantos espíritus adormecidos. Que como entonces, al sufrimiento de la incomprensión deje paso una conciencia más profunda y lúcida sobre la urgencia que tenemos todos los hombres de aquella “valentía para abrirse a la amplitud de la razón” que incansablemente viene pregonando nuestro amado Papa. (RG) (Agencia Fides 18/1/2008)


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