VATICANO - El Papa en el ángelus: "la alegría entra en el corazón de quien se pone al servicio de los pequeños y de los pobres. En quien ama así, Dios hace morada, y el alma está en la alegría. Si en cambio se hace de la felicidad un ídolo, yerra el camino y es verdaderamente difícil encontrar la alegría de la que habla Jesús”

lunes, 17 diciembre 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - el III domingo de Adviento es llamado domingo "gaudete" porque viene caracterizado por la invitación de San Pablo "Gaudete in Domino semper - Estad siempre alegres en el Señor" (Fil 4,4). "El Apóstol exhorta a los cristianos a alegrarse porque la venida del Señor, esto es, su retorno glorioso, es seguro y no tardará. La Iglesia hace propia esta invitación, mientras se prepara a celebrar la Navidad y su mirada se dirige cada vez más hacia Belén" ha recordado el Santo Padre Benedicto XVI antes de recitar el ángelus con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro el domingo 16 de diciembre.
"El misterio de Belén nos revela al Dios-con-nosotros, al Dios cercano a nosotros" ha dicho el Papa, " Él está cerca de nosotros porque ha «desposado», por así decirlo, nuestra humanidad; ha tomado sobre sí nuestra condición, eligiendo ser en todo como nosotros, menos en el pecado, para hacer que nos convirtamos como Él. La alegría cristiana brota por lo tanto de esta certeza: Dios está próximo, está conmigo, está con nosotros, en la alegría y en la tristeza, en la salud y en la enfermedad, como amigo y esposo fiel. Y esta alegría permanece también en la prueba, en el sufrimiento mismo, y permanece no superficialmente, sino en lo profundo de la persona que se entrega a Dios y confía en Él”.
De esta alegría han sido testigos "con su vida, hombres y mujeres de todas las edades y condiciones sociales, felices de consagrar su existencia a los otros", y el Papa ha citado a este propósito a la beata Madre Teresa de Calcuta, un "testimonio inolvidable de la verdadera alegría evangélica". A continuación ha afirmado: "la alegría entra en el corazón de quien se pone al servicio de los pequeños y de los pobres. En quien ama así, Dios hace morada, y el alma está en la alegría. Si en cambio se hace de la felicidad un ídolo, yerra el camino y es verdaderamente difícil encontrar la alegría de la que habla Jesús. Es ésta, lamentablemente, la propuesta de las culturas que sitúan la felicidad individual en el lugar de Dios, mentalidades que tienen su efecto emblemático en la búsqueda del placer a toda costa, en la difusión del consumo de drogas como huída, como refugio en paraísos artificiales, que se revelan después completamente ilusorios”.
Antes de recitar la oración mariana del ángelus, el Santo Padre ha recordado que "también en Navidad se puede equivocar el camino, cambiar la verdadera fiesta con la que no abre el corazón a la alegría de Cristo" y ha invocado la intercesión de la Virgen Maria para que "ayude a todos los cristianos y a los hombres que buscan a Dios, a llegar hasta Belén, para encontrar al Niño que ha nacido para nosotros, por la salvación y la felicidad de todos los hombres".
Benedicto XVI ha saludado a continuación a los numerosos niños y jóvenes de Roma, que habían ido a la plaza de San Pedro para recibir la bendición de los Niños Jesús que después serán colocados en los belenes: "Queridos, con mucho afecto os deseo una buena Navidad a vosotros y a vuestros familiares. Y a la vez que agradezco al Centro de Oratorios Romanos que organiza esta bella iniciativa, exhorto a los sacerdotes, a los padres y a los catequistas a colaborar con entusiasmo en la educación cristiana de los más pequeños." (S.L) (Agencia Fides 17/12/2007 - Líneas: 41 Palabras: 638)


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