ASIA/INDONESIA - “Indonesia, país donde el diálogo interreligioso funciona y da frutos” Entrevista al Jesuita P. Ignazio Ismartono SJ, coordinador del “Servicio de crisis y reconciliación” de la Conferencia Episcopal de Indonesia

miércoles, 28 noviembre 2007

Roma (Agencia Fides) - En Indonesia, el país musulmán más populoso del mundo, el diálogo interreligioso funciona y da frutos. Las buenas relaciones entre los líderes se han consolidado y los cristianos son estimados y apreciados en la sociedad, a pesar de algunos episodios negativos, que no invalidan el cuadro general positivo. Es lo afirmado en una entrevista a la Agencia Fides por el Jesuita p. Ignazio Ismartono SJ, coordinador del “Servicio de crisis y reconciliación” de la Conferencia Episcopal de Indonesia y Vicepresidente de la Comisión para el Diálogo Interreligioso. El P. Ismartono, incansable promotor de las relaciones entre cristianos y musulmanes, nos ofrece un cuadro de la situación de Indonesia y explica los fundamentos y las perspectivas del diálogo.

Después del cambio democrático de 1998, ¿cómo se encuentra en la actualidad la situación política y social de Indonesia?
A nivel político estamos al inicio de un proceso de descentralización que se está configurando en la era post-Suharto, el dictador que gobernó el país por más de 30 años. Pero es necesario vigilar para que el centralismo estatal no si sustituya con un “centralismo local”, con hombres fuertes que imponen en las distintas regiones el modelo de un poder absoluto. La joven democracia indonesa debe dar pasos concretos de participación efectiva en el gobierno, de protagonismo de la sociedad civil a nivel local. Ciertamente la democracia no es la panacea para todos los males y debe favorecer el desarrollo económico y social. De otra manera, en un país tan diversificado como Indonesia, se corre el riesgo de la fragmentación. En las zonas del país consideradas “de riesgo” los problemas son muchos y de distinto tipo. En el Norte de Sumatra, en Aceh, donde he podido estar varias veces, se habla de la implementación de la sharia, la ley islámica. Pero la sociedad civil no la quiere. Las instancias del separatismo no dependen de la religión sino más bien de la pobreza. También en la Papua indonesa, en el extremo este del Archipiélago, la población indígena ha quedado fuera de los márgenes de desarrollo, tienen un nivel pobrísimo de instrucción y la explotación de los grandes recursos naturales, en manos de las multinacionales, no se refleja en un crecimiento de las comunidades locales. En las islas Molucas y en Solawesi (teatro de enfrentamientos interreligiosos de 1999 al 2002) la situación ha mejorado y esperamos se mantenga estable. Pero en general hoy en Indonesia el mayor problema es la falta de trabajo, tenemos 42 millones de desocupados, lo que genera pobreza, miseria y tensión social.

¿Actualmente, cómo se constituye el factor “religión” en la vida nacional?
Las dos principales organizaciones islámicas, “Nahdlatul Ulama” y “Muhammadiyah” (que cuentan compresivamente con casi 70 millones de seguidores) continúan a determinar el escenario nacional. Si éstas actúan de manera correcta, haciéndose portadoras de valores y de justas batallas, promoviendo la concordia, el país invocará el camino de la armonía social. El gobierno es consiente del rol clave que estas organizaciones tienen, por lo que trata de involucrarlas. Ciertamente aún existen pequeños grupos que apuestan por la violencia. Lo paradójico es que hay factores y elementos no religiosos que crean problemas religiosos: la repartición de los recursos naturales, los medios de comunicación y la globalización que crean marginación. Por otro lado en Indonesia se hace un uso instrumental de la religión con motivos políticos. Es importante que la gente tome conciencia de este riesgo. Por parte nuestra, en cuanto cristianos, buscamos evitar a toda costa cualquier conflicto, buscamos mantener buenas relaciones con los musulmanes y de promover manifestaciones y campañas comunes para evitar estos peligros.

¿Cuál es la base, el marco que hace funcionar bien el diálogo interreligioso en Indonesia?
El marco que garantiza el diálogo es la “Pancasila”, la filosofía que está a la base del estado, sancionada por la Constitución. Es la filosofía de los cinco principios (panca = cinco, silo = principio): fe en un único Dios supremo; humanidad justa y civil; unidad de Indonesia; democracia guiada por la sabiduría; justicia social. La Pancasila indica lo que hay de bueno en cada religión, los principios comunes como solidaridad, respeto, justicia y por lo tanto es de ayuda a un recorrido de diálogo. La Pancasila es un instrumento para servir, no para dominar: sirve para reafirmar la unidad de Indonesia y el compromiso común de la población indonesia de respetar y promover algunos valores fundamentales, que garantizan la paz y la estabilidad.
En cuanto creyentes en Cristo, es necesario que desarrollemos en la nación un espíritu de fraternidad, igualdad entre comunidad de cultura, etnia y fe diversa, como base de referencia para una coexistencia pacífica. Debemos hacer crecer en todos una actitud positiva y abierta, en el conocimiento recíproco, escucha, comprensión y diálogo.

¿Piensa que el modelo de diálogo entre los líderes en Indonesia pueda ser exportable, y quizás pueda representar un paradigma para otras áreas del mundo?
Para un hombre como yo que busca comprender los localismos (e Indonesia es una nación densa de particularismos, idiomas, culturas, razas, religiones), es difícil hablar de comparaciones o paradigmas. Es necesario considerar siempre el trasfondo histórico y cultural: cuando el Islam llegó a Indonesia, encontró una cultura plasmada por el espíritu hindú-budista; asimismo llegó gracias a los comerciantes, no con la violencia. Los mercaderes árabes respetaron las tradiciones y los usos locales: así el Islam se introdujo gradualmente en la sociedad y en la tradición cultural de Java con discreción, y sin eliminar la tradición. Las modalidades del diálogo están siempre influenciadas por el trasfondo histórico-cultural. El Medio Oriente, por ejemplo, tiene una historia político-social completamente diversa. Tal vez se puede decir que desde el Medio Oriente se puede mirar más allá, hacia el Extremo Oriente, para aferrar algunas dinámicas y estrategias, sobre cómo llevar adelante un diálogo y un encuentro fructuoso entre religiones y culturas, especialmente en la vertiente islámico-cristiana. Es interesante que el gobierno indonesio se haga promotor de un forum religioso y de un modelo de buenas relaciones entre líderes y comunidades de fe diversa.

¿Cómo es considerada la Iglesia en Indonesia?
La Iglesia (los católicos son 6 millones) goza de gran consideración de parte de la gente porque hace mucho en el campo de la instrucción y de la salud. Estas obras son bastante apreciadas sobre todo en el área rural, donde frecuentemente no hay otras estructuras estatales. Queremos servir a las personas en el mejor modo posible, asistiendo sobre todo a los pobres. Los hospitales católicos tienen una sección especial para los indigentes, que no tienen ni siquiera la asistencia sanitaria de base. Los Obispos están construyendo la Caritas indonesa que se llama “Karina”: un gran paso hacia delante para el movimiento de solidaridad que la Iglesia ha siempre asegurado al pueblo indonesio, como se ha visto también en ocasión del tsunami o de los últimos desastres naturales en Java. (PA) (Agencia Fides 28/11/2007 Líneas 75 Palabras 1147)


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