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Pekín (Agencia Fides) - Una base de datos con 12 millones de documentos constituye el corazón de la biblioteca digital en lengua china más grande del mundo, abierta en Pekín el 8 de noviembre. La finalidad de tal iniciativa, promovida por el gobierno, es poner a disposición de los usuarios, en el arco de los próximos tres años, el 80% del material literario publicado en China. La base de datos recoge informaciones de periódicos, diarios, libros, tesis, tocando diversos campos del saber.
Pan Longfa, responsable de la Casa editorial electrónica de la Revista Académica China, (de la Universidad Qing Hua, en Pekín) que se ha ocupado de la apertura de la cyber-biblioteca, ha declarado: “Durante la construcción de la base de datos hemos subrayado la importancia de proteger los derechos de propiedad intelectual, pagando 31 millones de yuan (3, 7 millones de dólares) a los autores”. Según una reciente investigación, las informaciones disponibles en Internet en chino incluyen 15 millones de documentos sobre ciencia, economía, cultura china, de los cuales sólo 150.000 tienen el Copyright para ser publicados en red.
Pero si por un lado Pekín, con esta iniciativa, puede enorgullecerse de poner a disposición de los ciudadanos chinos millones de informaciones por vía telemática, se levanta también el problema de la selección de estos documentos. Es necesario preguntarse: ¿Cuáles son los criterios que han guiado la elección de los documentos publicados? ¿Son criterios que responden a un modelo ideológico o expresión de una cultura auténticamente libre y democrática?
Por un lado, la libertad sin reglas legislativas del estado da la posibilidad de publicar en Internet material dañoso para el hombre, desde pornografía hasta manuales para la construcción de bombas o las instrucciones para realizar atentados terrorísticos. Por otro lado los necesarios límites deben ser real expresión de un estado democrático, respetuoso de la verdad y de la dignidad de la persona, defensor de los derechos humanos y de las inalienables libertades fundamentales de cada individuo, incluida la libertad de expresión, de fe y de pensamiento.
Que Pekín tuviera sus temores sobre las informaciones que circulan en Internet se comprende de las prohibiciones contra los servidores “Altavista” y “Google”, acaecida el año pasado, y del estricto control existente en los Internet café, donde navega la disidencia política. Como informa el “Informe 2003” de Reporters sans Frontières los cyber-disidentes en China son arrestados y procesados. Según estadísticas oficiales, a finales del mes de abril del 2002, el número de navegadores en Internet en China había alcanzado los 56,6 millones, concentrados en las áreas de las grandes ciudades.
(Agencia Fides 11/11/2003 Líneas: 35- Palabras: 454)
