EUROPA/ITALIA - "Desde Nápoles podemos decir con más fuerza que ayer que quien usa el nombre de Dios para odiar el otro, para realizar actos de violencia, para hacer la guerra, blasfema contra el nombre de Dios": llamamiento a la Paz al final del encuentro internacionales Hombres y Religiones

miércoles, 24 octubre 2007

Nápoles (Agencia Fides) - "Hombres y mujeres de distintas religiones, procedentes de varias partes del mundo, nos hemos reunido en Nápoles para estrechar lazos fraternos, para pedir a Dios el gran don de la paz. El nombre de Dios es la paz": así inicia el Llamamiento por la Paz pronunciado al final del Mitin Internacional celebrado en Nápoles, del 21 al 23 de octubre, por iniciativa de la Comunidad de San Egidio junto a la Archidiócesis de Nápoles, sobre el tema "Por un mundo sin violencia - Religiones y Culturas en diálogo."
En el llamamiento se ha recordado que la violencia "es una enfermedad que contamina todo … se hace guerra, terrorismo, pobreza y desesperación, explotación del planeta. Se alimenta de desprecio, aturde en el odio, mata la esperanza y siembra miedo, golpea a los inocentes, desfigura a la humanidad". Además la violencia engendra pesimismo y lleva a creer que es imposible vivir juntos.
"Desde Nápoles podemos decir con más fuerza que ayer que quien usa el nombre de Dios para odiar el otro, para realizar actos de violencia, para hacer la guerra, blasfema contra el nombre de Dios" continúa el llamamiento, citando las palabras del Papa Benedicto XVI: "Nunca, invocando el nombre de Dios, se puede llegar a justificar el mal y la violencia". Frente al "pesimismo que se da en el siglo Veinte con su carga de guerras e ilusiones destrozadas" los participantes en el encuentro subrayan la necesidad "de la fuerza del Espíritu de amor que ayuda a reconstruir y reunir una humanidad dividida… cambia el corazón del hombre y de la historia". El diálogo abre a la esperanza, y sin anular las diferencias, "enriquece la vida y destruye el pesimismo que lleva a ver en el otro una amenaza".
Para construir y garantizar la unidad de la familia humana "se necesitan constructores valientes, en todas las culturas, en todas las tradiciones religiosas. Necesitamos de la globalización del espíritu que hace ver lo que no se ve, la belleza de la vida y del otro, en cualquier circunstancia, incluso las más difíciles. Nuestras tradiciones religiosas nos enseñan que la oración es una fuerza histórica que mueve a los pueblos y a las naciones. Humildemente, ponemos esta sabiduría antigua al servicio de todos los pueblos y de todos los hombres y mujeres, para abrir una nueva estación de libertad del miedo y del desprecio del otro. Es el espíritu de Asís que aquí, desde Nápoles, se opone con fuerza y coraje al espíritu de violencia y de todo abuso de la religión como pretexto para la violencia".
El Arzobispo de Nápoles, el Card. Crescenzio Sepe, en su discurso conclusivo ha resumido el denso contenido del encuentro celebrado: "En este acontecimiento tan significativo, hemos querido dar cuerpo a la esperanza de un diálogo que abre nuevas sendas de fraternidad universal y lanza un valiente desafío de sentido al hombre contemporáneo, para que haga de la mansedumbre, de la bondad y de la amistad su armadura… Este encuentro ha nacido de la bienaventuranza de la mansedumbre, de la fuerza del diálogo, del coraje titánico de la no violencia… la paz es posible porque es patrimonio universal de una humanidad sin fronteras de razas, religiones y culturas; es la única esperanza de unos cielos nuevos y unas tierras nuevas".
A continuación el Card. Sepe ha asumido "un empeño solemne": "Nosotros nos comprometemos a hacer que esta voluntad de diálogo, indispensable para la construcción de un nuevo mundo de justicia y paz, no caiga en el olvido. Una promesa, la nuestra, que se concreta ya hoy en el intento de querer instituir precisamente aquí, en Nápoles, un Foro de estudio e investigación de los recorridos necesarios para obtener el diálogo y la paz en nuestra ciudad, en el Mediterráneo, para las gentes diversas y fascinantes que habitan el "Mare nostrum". Hoy, pues, nos comprometemos a hipotizar y realizar una estructura permanente de diálogo interreligioso e intercultural, capaz de abrir las puertas de Nápoles a la diferencia de los hombres y, la diferencia de los hombres, a la riqueza de Nápoles. Tenemos en el corazón un único deseo: quisiéramos que Nápoles se convirtiera en capital mediterránea del diálogo. ¡Éste es nuestro sueño! En continuidad con Asís, el espíritu de Nápoles seguirá siendo levadura de paz y fraternidad para todos". En el curso de la rueda de prensa conclusiva, el Prof, Andrea Riccardo, fundador de la Comunidad de San Egidio, ha anunciado que está estudiando la posibilidad de celebrar el próximo Encuentro en Chipre. "Desde Chipre se ve de cerca el Medio Oriente - ha dicho Riccardo -. Es una gran frontera que puede convertirse en un puente entre Oriente y Occidente, entre el Norte y el sur. El encuentro en Chipre apunta a medir el diálogo y la paz con la cercanía de los fuegos de guerra. La elección de Chipre, cae además en el año que la iglesia catoliza dedica a San Pablo". (S.L) (Agencia Fides 24/10/2007; Líneas: 59 Palabras: 870)


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