AMERICA/ECUADOR - Carta Misionera de los Obispos a la luz de Aparecida y en preparación al CAM 3: “El imperativo evangelizador que Jesucristo hace a la Iglesia universal, lo hace también a la Iglesia particular. La respuesta depende de todos y de cada uno”

lunes, 22 octubre 2007

Quito (Agencia Fides) - Los Obispos de Ecuador han presentado durante la celebración de su Asamblea Plenaria del 15 al 19 de octubre 2007, una Carta Misionera para animar la Iglesia del Ecuador hacia el Tercer Congreso Misionero CAM3 y hacia la Gran Misión Continental, renovando el seguimiento entusiasta de Jesucristo como discípulos y misioneros.
Comienzan los Obispos realizando una breve descripción de la perspectiva histórica de la Misión en Ecuador, país donde las misiones “empezaron en los albores de la Conquista, bajo la protección de la Virgen María, a cuyo patrocinio siempre ha encomendado la Iglesia su acción misionera”. “Con profundo espíritu de fe, sacrificio heroico y entrega generosa - continúan los Obispos - los misioneros instruían y educaban a los indígenas en la fe católica y realizaban a favor de ellos diversas acciones humanitarias”. Pero la labor misionera también tiene sus sombras que hay que reconocer. Entre estas sombras señalan los Obispos que falta todavía “promover y formar la conciencia misionera a todo nivel. No se ha logrado responder con una adecuada evangelización a la cultura secularista y laicista. También necesitamos mayor apertura y generosidad: estamos acostumbrados a recibir y nos cuesta dar desde nuestra pobreza. Por ello, el Ecuador tiene muy pocos misioneros ‘ad gentes’”.
Muestran a continuación a Jesucristo como fundamento y modelo de toda misión evangelizadora: “Él es consciente de que ha sido enviado por el Padre para anunciar la Buena Nueva o Evangelio de salvación a todos”. La Iglesia es la continuadora de esta misión evangelizadora de Jesucristo. Para ello “es necesario suscitar un nuevo anhelo de santidad entre los misioneros y en toda la comunidad cristiana, particularmente entre aquellos que son los colaboradores más íntimos de los misioneros”. La Obra de la evangelización, afirman los Obispos, “es tarea esencial de toda la Iglesia, que, en sus distintos niveles es depositaria de la misión salvífica de Cristo. La Iglesia no puede renunciar a realizar su misión, tanto entre los ya bautizados como entre los que todavía no han oído hablar de Cristo”. Esta misión es para comunicar vida, afirman los Obispos, vida que “se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad”. En efecto, “los que más disfrutan de la vida son los que, dejando ciertas seguridades y comodidades, se entusiasman por comunicar la vida a los demás”, continua el texto.
Buscando además ser fieles a las orientaciones y exhortaciones de Aparecida, los Obispos del Ecuador asumen el compromiso de llevar a cabo una Gran Misión que se realizará en cada una de las jurisdicciones eclesiásticas del país y de la cual, oportunamente ofrecerán las orientaciones necesarias. “Desde ya se requiere de parte de todos un “renovado ardor” por este acontecimiento eclesial, profundo espíritu de comunión eclesial, disponibilidad a la acción del Espíritu Santo y ferviente oración”.
Concluyen los Obispos la Carta Misionera invitando a todos “a actualizar y personalizar la misión o envío de Cristo. El imperativo evangelizador que Jesucristo hace a la Iglesia universal, lo hace también a la Iglesia particular y, dentro de ella, a cada parroquia, a cada párroco, a cada fiel cristiano. La respuesta depende de todos y de cada uno”. (RG) (Agencia Fides 22/10/2007 Líneas: 42 Palabras: 567)


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