VATICANO - El Pontificio Instituto de Música Sacra llamado por Benedicto XVI a ofrecer su aporte “para una ‘actualización’, apta a nuestros tiempos, de las preciosas tradiciones de las que es rica la música sacra”

lunes, 15 octubre 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “He venido con alegría a la sede didáctica del Pontificio Instituto de Música Sacra, completamente renovada. Con mi visita son inaugurados y bendecidos los imponentes trabajos de restauración efectuados en los últimos años” dijo el Santo Padre en el discurso pronunciado el 13 de octubre, durante su visita al Pontificio Instituto de Música Sacra, donde ha sido acogido por el Gran Canciller, el Card. Zenon Grocholewski, por el Presidente, Mons. Valentín Miserachs Grau, por los docentes y los estudiantes del Instituto, presentes junto a los benefactores e invitados.
Como recordó el Santo Padre, los trabajos de restauración efectuados en los últimos años por iniciativa de la Santa Sede y con el aporte de varios benefactores, se han realizado en el Sede didáctica del Pontificio Instituto y en la Sede académica, en el Palacio del Apolinar, así como también se ha restaurado el gran órgano donado al Papa Pío XI por M.me Justine Ward en 1932. Expresando su satisfacción “por el trabajo que el Cuerpo académico, en estrecha relación con el Presidente, desarrolla con sentido de responsabilidad y con apreciada profesionalidad”, Benedicto XVI recordó el inminente centenario de la fundación del Pontificio Instituto, por obra del Pontífice Pío X, el cual lo erigió en 1911. “Numerosos estudiantes, llegados hasta acá de todas partes del mundo para formarse en las disciplinas de la música sacra, a su vez llegan a ser formadores en las respectivas iglesias locales -evidenció el Santo Padre-. ¡Y cuántos han sido a lo largo de un siglo! Me alegra dirigir en este momento un saludo afectuoso a quien, en su espléndida longevidad, representa en cierto modo la ‘memoria histórica’ del Instituto y personaliza a tantos otros que aquí han trabajado: el Maestro Mons. Domenico Bartolucci”.
El Pontífice recordó cuanto afirma el Concilio Vaticano II sobre la música sacra, definiéndola como un “tesoro de valor inestimable”, y recordó también las tres características indicadas por Juan Pablo II para distinguir la música sacra litúrgica: la santidad, el arte verdadero, la universalidad, es decir la posibilidad de ser propuesta a cualquier pueblo o tipo de asamblea. Benedicto XVI prosiguió: “Justamente en vistas a esto, la Autoridad eclesiástica se debe esforzar en orientar sabiamente el desarrollo de un tan exigente género de música, sin ‘congelar’ el tesoro, sino buscando insertarlo en la herencia del pasado la lícita novedad del presente, para alcanzar una síntesis digna de la alta misión a esta reservada en el servicio divino. Estoy seguro de que el Pontificio Instituto de Música Sacra, en harmónica sintonía con la Congregación para el Culto Divino, no dejará de ofrecer su aporte para una ‘actualización’, apta a nuestros tiempos, de la preciosas tradiciones de las cuales es rica la música sacra”. (S.L.) (Agencia Fides 15/10/2007; líneas 34, palabras 488)


Compartir: