ASIA/NEPAL - La primavera de la Iglesia en el Reino de Nepal, esperanza de un futuro prometedor: entrevista a Mons. Anthony Sharma, nuevo Vicario Apostólico

martes, 20 febrero 2007

Katmandú (Agencia Fides) - La Iglesia en Nepal continua desarrollando su misión de servicio al pueblo de Nepal, empeñándose en la instrucción y en obras sociales. Pero también animando la llegada de nuevas congregaciones religiosas, masculinas y femeninas, y dando importancia a la formación de los laicos y jóvenes. Después de la reciente elevación de la Prefectura Apostólica de Nepal a Vicariato Apostólico, ha sido nombrado Mons. Anthony Sharma como Vicario Apostólico y recibirá la ordenación episcopal a principios de mayo. Mons. Sharma, Jesuita, nació en Katmandú hace 70 años, y siguió desde los primordios el desarrollo de la Iglesia en Nepal. En una entrevista a la Agencia Fides, Mons. Sharma habla del pasado, del presente y del futuro de la comunidad católica en el reino del subcontinente indiano.

Mons. Sharma, ¿podría recordar brevemente el nacimiento de la Iglesia en Nepal?
En el 1951 los Jesuitas de Patna, en India nororiental, aceptaron la invitación del rey Tribuhuvan, entonces soberano de Nepal, de extender sus servicios educativos en territorio nepalés. Su entrada en el reino nepalés fue la primera presencia cristiana en el siglo XX. Esta es la fecha del nacimiento de la Iglesia en Nepal: a partir de aquel pequeño núcleo se fue desarrollando la misión, paso a paso, hasta hoy.

¿Qué congregaciones religiosas han contribuido al crecimiento de la comunidad católica?
En los principios fueron sobre todo los Jesuitas (entre las ordenes religiosos masculinas) y las Hermanas del instituto de la Beata Virgen Maria, que tenían el permiso de entrar en el país a mediados de los años 50. Los misioneros trabajaron con paciencia y dedicación, aunque en los principios las condiciones no eran favorables: aunque la gente parecía agradecer la presencia de los misioneros cristianos, se prohibió a los sacerdotes y religiosos predicar abiertamente (ya que el Reino tenía como religión de estado el hinduismo, ndr) y sólo se les permitió realizar actividades educativas en un territorio delimitado, el valle de Katmandú. Era lícita la asistencia espiritual a las misiones diplomáticas o de los organismos internacionales, pero quien predicara corría peligro de ir a la prisión o la expulsión del país.

¿Por tanto, en los principios la misión tuvo muchas dificultades?
La situación de "destierro de las actividades educativas" duro un treinteno, del 1951 a 1982. Los fieles laicos no eran libres de profesar su fe, y no podían ni siquiera ser llamados con su nombre de bautismo, en cuánto eso habría significado sufrir pesadas discriminaciones sociales. El cristianismo era todavía considerado como una religión extranjera y malmirada. Pero precisamente estas persecuciones han sido los "momentos de gracia" que nos han llevado a testimoniar el Evangelio y sus valores con las obras, con la vida, sobre todo por medio de la instrucción y los servicios sociales estando cerca de los marginados, los pobres, los que sufren.

¿Cuántos fieles son en la actualidad? ¿Cómo procede la evangelización?
Según nuestros datos del 2006, tenemos actualmente 6.226 católicos. La población de cristianos ha crecido mucho en Nepal desde principios de los años 90, en que también las condiciones socio-políticas vieron el desarrollo del movimiento democrático. Hoy se cuentan más de 1.500 comunidades de diversas confesiones cristianas. Pensamos que en total el número de cristianos llegue al millón. Desde la promulgación de la nueva Constitución de Nepal, en 1991, son reconocidas las libertades individuales, y también libertad a cada ciudadano de elegir su propia religión.
Por lo que concierne a la Iglesia católica, tenemos entre 250 y 300 bautismos cada año. Hemos instituido escuelas católicas y seminarios menores para chicos, pero también seminarios mayores dónde los jóvenes que quieren profundizar su fe cristiana pueden completar la instrucción secundaria. También hay muchas congregaciones religiosas femeninas, con una cierta floración de vocaciones. Realizamos la evangelización especialmente por medio de las obras sociales: así la gente nos conoce y nos interroga sobre nuestra fe. Para los que piden convertirse al catolicismo, tenemos en marcha un programa bienal de catecumenato.

¿Cómo vive la Iglesia la actual fase de transformación social y política de la nación?
Nuestra comunidad sigue sirviendo el pueblo nepalés, como ha hecho desde el principio, con celo y dedicación. Continuaremos en el futuro en este camino tanto si Nepal se convierte en un estado secular, como si permanece siendo un reino hindú. Recientemente, organizaciones y ciudadanos privados no cristianos nos han ofrecido terrenos para crear nuevos institutos de instrucción, hospitales y obras sociales. Valoraremos: estamos tratando de hacer desarrollar la presencia católica en las partes más remotas del país, en el este y oeste.

¿Qué piensan las autoridades y la gente común de la Iglesia?
La Iglesia goza de una óptima imagen en el país, tanto por parte de los líderes políticos, como entre la gente. Nuestros servicios sociales son muy estimados y a veces expresamente requeridos. Los esfuerzos que realizamos para mejorar la vida de las mujeres y su alfabetización, por medio de programas educativos y sociales, han tenido un fuerte impacto. La asistencia que ofrecemos de forma gratuita a los minusválidos físicos y mentales, que son más de 1,5 millones en el país, es muy estimada. Los servicios sanitarios, fijos y móviles, atienden a muchas personas. Por ello, la Iglesia es querida por todos.

¿Qué esperan los católicos para el futuro del país?
Esperamos que el país pueda continuar adelante unido y en paz. Esperamos que se eliminen completamente las discriminaciones de casta, fe, raza o condición social. Deseamos que los habitantes de los llanos y los de las zonas montañosas (los dos grupos principales de la población nepalesa) puedan vivir juntos como una única familia. Sobre todo esperamos en el crecimiento de una clase política que sepa conducir el país hacia el desarrollo y la prosperidad, no atendiendo sólo a intereses particulares o a ambiciones personales.

¿Cuáles son los programas pastorales para el futuro?
La elevación a Vicariato Apostólico es para nosotros un importante signo de reconocimiento de la gradual maduración de nuestra pequeña comunidad. Estamos felices de ello. Ahora querría invitar al país a otras congregaciones religiosas, masculinas y femeninas, para ayudar al crecimiento cultural espiritual de esta comunidad. Además debemos trabajar para hacer surgir vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa. Es importante también poner en marcha nuevos movimientos y agrupaciones laicales para dar nuevo fermento a la pastoral de la Iglesia, y también para animar a hombres concienzudos, con un patrimonio de valores cristianos, a asumir responsabilidad en papeles sociales y civiles. Además creo mucho en la pastoral dirigida a los jóvenes, que constituyen la esperanza del país y de nuestra comunidad.
(PA) (Agencia Fides 20/2/2007 Líneas: 91 Palabras: 1111)


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