Abuja (Agenzia Fides) - “La situación es terrible. Los secuestros con fines de extorsión, los secuestros para la extracción de órganos y las ocupaciones violentas de tierras y granjas están a la orden del día en el Estado de Imo y en las tierras igbo”. Este es el panorama delineado en la catedral de la Asunción de Owerri, por el padre Anthony Njoku durante una rueda de prensa convocada para denunciar la situación de inseguridad en el Estado de Imo, al sureste de Nigeria.
“Estos horrores ya no son noticias; se viven personalmente. Nuestros sacerdotes y fieles han sufrido terriblemente y el dolor sigue extendiéndose”, ha afirmado el sacerdote en la rueda de prensa a la que han asistido, entre otros, el arzobispo de Owerri, Lucius Iwejuru Ugorji, y el arzobispo emérito Anthony John Valentine Obinna.
La creciente inseguridad en Nigeria ha golpeado duramente al clero local, con un alarmante aumento de secuestros con fines de extorsión. El padre Njoku, sacerdote nigeriano, ha recordado que, “entre 2015 y 2025, más de 50 sacerdotes y religiosos han sido secuestrados en las diócesis de Ahiara, Okigwe, Orlu y Owerri, siendo la diócesis de Okigwe la más afectada, con 47 casos documentados. En las diócesis de Owerri y Orlu se han registrado dos muertes”.
Entre las víctimas se encuentra el padre Cyriacus Onunkwo, secuestrado y asesinado el 1 de septiembre de 2017 en Orlu, segunda ciudad del estado de Imo (véase Fides 4/9/2017); así como el padre Tobias Chukwujekwu Okonkwo, sacerdote farmacéutico asesinado a tiros el 26 de diciembre de 2024, mientras circulaba por la carretera Onitsha-Owerri Expressway, en Ihiala (véase Fides 31/12/2024).
“Los autores, a menudo identificados como pastores fulani, atacan con creciente audacia y crueldad. Esta es una pesadilla que nadie debería tener que soportar, y menos aún nuestra gente”, ha denunciado el padre Njoku, quien ha lanzado un llamado a las autoridades para mejorar urgentemente las condiciones de seguridad en la región.
“Desgraciadamente, nuestras fuerzas de seguridad parecen impotentes. Ya sea por falta de equipamiento, capacidad insuficiente o falta de voluntad política, no han conseguido frenar la oleada de este mal. Su aparente parálisis ante la violencia generalizada es profundamente preocupante”, ha concluido el sacerdote.
(L.M.) (Agencia Fides 5/5/2025)