ÁFRICA/MADAGASCAR - Hacer que los niños se sientan queridos, importantes para alguien, no una carga de la que hay que liberarse: misioneros en la cárcel de menores de Anjanamasina

miércoles, 22 febrero 2023

GC

Ankililoaka (Agencia Fides) – ‘Trano zaza maditra’, o Hogar para chicos traviesos, es el nombre del centro de reeducación estatal que acoge a más de un centenar de niños y jóvenes en Anjanamasina, un suburbio de la capital, Antananarivo. Aquí, desde hace años, los misioneros salesianos de Don Bosco distribuyen comidas todos los domingos y durante las fiestas entre semana y realizan actividades lúdicas con los chicos.
“Música, teatro, deportes, Además de la formación espiritual a través de la celebración de la misa, la catequesis y la proyección de documentales religiosos y educativos son algunas de las actividades en las que tratamos de involucrar a los menores en las diferentes etapas de su detención”. Don Giovanni Corselli, misionero salesiano en Madagascar desde hace casi 40 años, cuenta a la Agencia Fides su experiencia personal al servicio de la cárcel de menores de Anjanamasina. “La comunidad de Ambohitratrimo, donde se encuentra el noviciado salesiano, está a un cuarto de hora en coche de la cárcel – explica -. Primero con mis predecesores, luego yo y ahora después de mí, trabajamos mucho con el objetivo de que los jóvenes presos se sientan lo mejor posible. Para estar más cerca de ellos, solíamos invitar a los distintos directores y funcionarios, así como a los guardias de la prisión, en Navidad y Semana Santa, a comer con nosotros y los chicos”.
“De media, hay un centenar entre los 9 y los 17 años, pero el número de menores detenidos varía según las redadas que hace la policía por la noche o durante el día y sorprenden a chavales correteando y tratando de robar", explica el misionero. Muchas veces son los propios familiares los que los meten ahí porque no saben qué hacer con ellos". El objetivo de los Salesianos de Don Bosco es hacer que los chicos se sientan queridos, importantes para alguien, no una carga de la que deshacerse, hacerles comprender que no están abandonados. “Lamentablemente, durante la semana están sometidos a las estrictas normas de la prisión, que no tienen en cuenta su derecho al juego y al tiempo libre, pero los domingos pueden participar en actividades deportivas y recreativas. En el centro se organizan juegos y rifas dos o tres veces al año, pero también es una oportunidad para distribuir algunas cosas útiles para la vida cotidiana. Los premios son ropa, material escolar, chocolate, etc. Además, como las autoridades no pueden proporcionar comidas regulares y equilibradas a los jóvenes internos, los salesianos se han encargado de distribuir comidas completas a través de los novicios, que luego comen junto con los chicos”.
“Es una realidad delicada y compleja de gestionar, en la que conviven los que han cometido un delito, aquellos cuya única culpa es vivir en la calle sin el apoyo de sus familias, y también niños y jóvenes cuyas familias no pueden hacerse cargo, hasta el punto de que en la jerga popular se llama Trano zaza maditra, u Hogar para chicos traviesos. Hemos intentado salvar a algunos de ellos, pero con otros no lo hemos conseguido porque necesitan ser atendidos constantemente y no siempre tenemos la posibilidad”, concluye don Corselli.
En algunos países del mundo, los menores son detenidos y encarcelados por motivos triviales, como escaparse de casa, dormir en la calle o faltar a clase, y a veces son juzgados como adultos, condenados a cumplir sus penas en prisiones para adultos y tratados como tales por la policía. Las cifras publicadas por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia registran más de un millón de niñas y niños privados de libertad en las cárceles de todo el mundo. Human Right Watch, una organización de derechos humanos, afirma que muchos de los niños detenidos han recibido condenas excesivas y desproporcionadas que violan el derecho internacional. Entre las acusaciones de Defence For Children, una ONG que trabaja por los derechos de los niños en el mundo, sobre las condiciones y el trato que reciben los jóvenes encarcelados en algunos países, figuran los malos tratos, los abusos, la prohibición de contacto con la familia, el uso del aislamiento y la falta de personal debidamente formado.
(GC/AP) (Agencia Fides 22/02/2023)


Compartir: