ÁFRICA/ETIOPÍA - Crece la esperanza en los acuerdos de paz en Tigray. Pero la población está agotada por otros conflictos y emergencias humanitarias

viernes, 25 noviembre 2022

Roma (Agencia Fides) – “A pesar de las enormes dificultades debidas a la crisis, a los conflictos, al cambio climático y a la grave sequía que afecta a nuestro país, la población encuentra al menos un alivio en el hecho de que se empieza a respirar ‘aire de paz’. Hemos acogido con confianza el desarrollo de los acuerdos de paz (véase Agencia Fides 24/11/2022). Y ahora atendemos con esperanza que produzcan efectos. La gente está agotada por la guerra, que ha destruido vidas, propiedades y relaciones entre comunidades”. Así lo informa el padre Teshome Fikre Woldetensae, Secretario General de la Conferencia Episcopal de Etiopía, con el que se ha reunido la Agencia Fides con motivo de la Conferencia de Caritas Internationalis “Juntos para servir con amor”.
“La Iglesia en Etiopía está comprometida con la resolución de los conflictos en Tigray y en la región de Oromia, en el oeste del país”, ha dicho el Secretario, recordando las numerosas emergencias que caracterizan la dramática coyuntura histórica actual: “A causa de la guerra, el número de desplazados ha aumentado. Algunos de ellos siguen en los campamentos, otros están regresando a sus hogares. Actualmente nos enfrentamos al cambio climático, con una sequía que se ha vuelto muy grave. Afecta sobre todo a las zonas del sur y del este del país. También nos está afectando mucho la crisis de la guerra entre Rusia y Ucrania, que ha provocado un aumento del coste de la vida en todo el mundo, perjudicando sobre todo a los más pobres”.
En cuanto a la situación de las escuelas y la educación, el padre Teshome Fikre Woldetensae ha destacado el problema de las escuelas que llevan años cerradas en muchas zonas del país a causa del Covid y los conflictos. “En los últimos años, hemos intentado ayudar a los niños y a los desplazados internos de los campos que están privados de todo, incluso de las necesidades básicas. Además, debido a la sequía, muchas familias han perdido sus recursos, su ganado, lo que ha provocado un aumento de las tasas de malnutrición entre los niños y los ancianos. La Iglesia está intentando, junto con las Cáritas de las parroquias, alimentar al mayor número posible de niños, en familias, escuelas y campos de refugiados”.
En cuanto a los acuerdos de paz, el sacerdote ha expresado su alivio. “Durante los dos últimos años sólo hemos oído hablar de guerra, destrucción y traición, y ahora, aunque solo sea escuchar que los dos grupos enfrentados se reúnen para hablar de paz es ya una esperanza. Seguimos esperando y rezando para que esto ocurra. Deseamos que se pongan en marcha sistemas para verificar que las promesas y los compromisos asumidos por las partes se hagan realidad. Los primeros resultados positivos están llegando, los corredores humanitarios están abiertos y muchas organizaciones están enviando su apoyo a través de convoyes. La Iglesia católica también contribuye, en estrecha colaboración con los socios internacionales del país. Cuando hay compromiso político, y voluntad de las partes que han estado en conflicto, de poner en el centro no sus propios intereses sino los del pueblo, los pobres y los que sufren, todo puede empezar a resolverse más fácilmente. Nuestro pueblo está contento, porque es el que ha pagado el precio más amargo. Los pobres, que han perdido todos sus bienes, que han muerto en la guerra y el conflicto”.
“Puede que haya ralentizaciones, como en todas las negociaciones - añade el padre Fikre - pero veo que hay interés y compromiso político por ambas partes, y la comunidad internacional ha trabajado de forma alentadora para que las partes del conflicto dialoguen e intervengan de forma oportuna para hacer frente a las emergencias humanitarias”.
Tigray vive un momento de fuerte esperanza, entre otras cosas por la ayuda que está llegando.
La Iglesia -añade el secretario de la Conferencia Episcopal de Etiopía- siempre ha estado al lado del pueblo, el obispo de la Eparquía de Adigrat está ahí, los misioneros están ahí. Mantenemos el contacto según las posibilidades. Estamos en contacto con el personal de la diócesis y las congregaciones cuando hay posibilidad. Hemos intentado todos los canales posibles para que llegue la ayuda humanitaria. Cuando enviamos a los misioneros y a nuestro personal a Tigray, conseguimos reunirnos con el Eparca Tesfaselassie Medhin. El pasado mes de julio, el director de Cáritas Etiopía estuvo en Adigrat, junto con responsables de otras organizaciones de Cáritas, y hablaron con él, que ciertamente tiene muchos problemas. Allí todo es una carencia, y él, como pastor que está en medio de la gente que sufre, ahora no tiene posibilidad de hacer nada y esto lo adolora. Pero la Iglesia está ahí. Todos los obispos etíopes y la Conferencia Episcopal, a través de Cáritas, hemos intentado hacer lo posible para echarles una mano y compartir su sufrimiento”.
El padre Fikre añade que, desgraciadamente, el dolor y la desesperación no sólo se dan en Tigray: “Todavía hay otra guerra en la parte occidental del país, de la que no hablan los medios de comunicación ni se interesa ninguna organización internacional. Hay muchos desplazados, y muchos mueren cada día en los combates de la guerrilla en esa zona. Ahora que el conflicto de Tigray ha cobrado visibilidad internacional, hay que mirar también a los otros focos de conflicto en los que están implicadas tantas otras partes del país. En general, se ha prestado poca atención a esta emergencia; todavía hay poca ayuda humanitaria para los desplazados. Se trata de nuevo de una situación muy grave en la que las víctimas son, una vez más, los agricultores pobres”.
(AP) (Agencia Fides 25/11/2022)


Compartir: