VATICANO - El Papa Francisco a los cardenales: la misión de la Iglesia nace del asombro

miércoles, 31 agosto 2022 papa francisco   misión   evangelización   cardenales   evangelio  

Roma (Agencia Fides) - La llamada de Jesús a anunciar su Evangelio no puede ser acogida como una llamada a una movilización misionera que añadir a los deberes de la vida. El impulso de comunicar al mundo la salvación de Cristo solo puede florecer y darse gratuitamente si se experimenta el “nuevo asombro” que experimentan los “discípulos en el encuentro con Cristo resucitado que los envía a la misión”. Así lo recordó el Papa Francisco en la tarde del martes 30 de agosto durante la homilía de la Eucaristía que presidió en la Basílica Vaticana con los miembros del Colegio Cardenalicio. En varios momentos de la homilía, en las palabras dirigidas en especial a los nuevos Cardenales creados durante el Consistorio Ordinario Público celebrado el sábado 27 de agosto, el Obispo de Roma recordó con insistencia las características del gratuito y agradecido asombro que han marcado desde el inicio del cristianismo cada aventura apostólica destacando como paradigma del “reinicio misionero” el estado de ánimo con el que “los once discípulos” escuchaban las palabras de Cristo resucitado, que los llamaba a ir al mundo, y “hacer discípulos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles todo lo que Él ha indicado”.

El Papa recordó también la promesa de Jesús, que infundió “esperanza y consuelo” a sus discípulos: “Yo estaré con vosotros siempre, hasta el fin del mundo”. Estas palabras del Resucitado, -observó el Pontífice-, “todavía tienen la fuerza de hacer vibrar nuestros corazones dos mil años después”. Y no deja de asombrarnos “la insondable decisión divina de evangelizar el mundo a partir de aquel grupo de discípulos que, como señala el evangelista, aún dudaban”. El mismo asombro, -prosiguió el Sucesor de Pedro comparando la aventura de los primeros discípulos con el presente de la Iglesia-, “nos sobrecoge si nos miramos a nosotros, reunidos hoy aquí, a quienes el Señor repite esas mismas palabras, ese mismo envío”.

El asombro ante la obra de Cristo resucitado, - subrayó el Papa refiriéndose también a la condición de los que pertenecen al Colegio cardenalicio -, “es un camino de salvación”. “Que Dios lo conserve siempre vivo para nosotros, para que nos libre de la tentación de sentirnos 'dignos', de sentirnos 'eminentes', de alimentar la falsa seguridad de que hoy, en realidad, es diferente y no es como en el principio; hoy, la Iglesia es grande, la Iglesia es sólida y estamos colocados en los grados eminentes de su jerarquía -nos llaman ‘eminencias’-... Sí, algo de verdad hay en esto, pero también hay tanto engaño con el que el Mentiroso busca siempre mundanizar a los seguidores de Cristo y hacerlos inofensivos”. Incluso la llamada a formar parte del Colegio cardenalicio, -prosiguió el Pontífice-, puede sucumbir “bajo la tentación de la mundanidad que poco a poco os quita las fuerzas, os quita la esperanza; te impide ver la mirada de Jesús que nos llama por nuestro nombre y nos envía. Este es el gusano de la mundanalidad espiritual”.

Una tentación de la que uno se libera, -sugirió el Papa-, solo si es renovado en el corazón “este asombro bautismal inicial”. Solo este posible nuevo comienzo de la gracia y no confiarse a las astucias y destrezas humanas y eclesiásticas, puede hacer atractiva “la comunidad de creyentes, primero para sí misma y luego para todos: el doble misterio de ser bendecidos en Cristo y de caminar con Cristo en el mundo”. Un misterio ya prefigurado en las cartas de san Pablo, apóstol de las gentes, en el que el entusiasmo apostólico y la solicitud por la comunidad “va siempre acompañada, incluso precedida por la bendición plena de agradecida admiración: 'Bendito sea Dios...', y llena de asombro. Y quizás esta sea la medida, el termómetro de nuestra vida espiritual”, concluyó el Pontífice.
(GV) (Agencia Fides 31/08/2022)


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