ÁFRICA/NIGERIA - Violencia étnico-religiosa: "¿Quiénes somos nosotros como nigerianos?"

sábado, 30 abril 2022 política   sociedad   derechos humanos  

Lagos (Agencia Fides) - Nigeria está registrando un preocupante aumento de la violencia étnico-religiosa. La alerta ya fue lanzada por Fides el año pasado y en los últimos meses vuelve a estar vigente tras la violencia de las últimas semanas. Nigeria, el "gigante africano", el primer país africano en cuanto a población, cuna del afrobeat, de Nollywood -la industria cinematográfica más floreciente del mundo en cuanto a número de producciones anuales- es la primera economía del continente: su Producto Interior Bruto representa el 25% de toda la economía africana.
Un país a caballo entre el crecimiento y la pobreza, en el que -junto al mayor crecimiento económico del continente- existen bolsas de pobreza que no dan señales de remitir: según el Reloj Mundial de la Pobreza (World Poverty Clock), el 41% de la población vive con menos de 2 euros al día.
El estado de pobreza se hace aún más evidente cuando se compara con las formas extremas de desigualdad presentes en el país: "la riqueza acumulada de los cinco nigerianos más ricos equivale, de hecho, a más de 26.000 millones de euros" (informe de Oxfam, "La crise des inégalités en Afrique de l'Ouest"). A pesar de que el índice de desarrollo humano ha ido aumentando desde el comienzo del nuevo milenio, hasta alcanzar el 0,51 en una escala de 1, y de que varios presidentes de la historia reciente de Nigeria se han comprometido a erradicar la pobreza, las dificultades económicas siguen estando presentes. Y con ello se agravan los problemas sociales.
En particular, esto parece haber empeorado tras la crisis de 2014, en la que el crecimiento económico se estancó al desplomarse el coste del petróleo. La lenta recuperación se ha visto recientemente detenida de nuevo por la epidemia de Covid-19.
En este contexto, el malestar social desencadenado por la crisis económica se expresó a través de una intensificación de los conflictos étnicos y religiosos en el territorio nigeriano, ya históricamente marcado por la violencia endógena.
Desde marzo, los combates, asaltos y secuestros parecen haberse intensificado de nuevo en el norte del país, especialmente en el estado de Kaduna. Tras los atentados, los obispos nigerianos emitieron una declaración en la que pedían al gobierno que asumiera la responsabilidad de detener y procesar a quienes siguen perpetrando impunemente la violencia en la zona (Véase Fides 5/4/2022). En la declaración, los obispos afirman que "el hecho de que todas estas atrocidades contra el pueblo y la nación se produzcan sin una sola detención o juicio, parece dar credibilidad a la creencia generalizada de que el gobierno es complaciente, impotente o transigente". Por el contrario, dada la situación de gran inestabilidad en el país, "el gobierno debería dejar de hacer de avestruz mientras la nación se desangra profusamente y tomar medidas urgentes para desenmascarar a los terroristas y a sus patrocinadores sin más dilación". (...) - continúa
(CD) (Agencia Fides 30/4/2022


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