ÁFRICA/COSTA DE MARFIL - Nuestros hermanos de la cárcel de Korhogo nos evangelizan profundamente

martes, 29 marzo 2022

SMA

Korhogo (Agencia Fides) – “Desde 2009, dos veces por semana, voy a la prisión de Korhogo, en el norte de Costa de Marfil, donde poco a poco se ha formado una capellanía para la atención religiosa de los presos. Actualmente, hay 450 personas en esta prisión construida para 100 presos. 180 de ellos viven y duermen hacinados en una enorme celda, y no puedo ni imaginar las condiciones en las que viven”. Así escribe la hermana Monique Lorrain, del Instituto Les Xavières, Misioneras de Cristo Jesús.
Desde hace 12 años, esta religiosa de la familia ignaciana, visita a los presos y les ofrece el camino de la fe como vía de auténtica liberación. En su testimonio cuenta lo que la gracia de Dios es capaz de hacer en una prisión africana.
“En medio de una gran mayoría musulmana, hay unos cincuenta cristianos de diferentes iglesias. Muchos de ellos han iniciado un verdadero camino de fe desde que están en prisión. El testimonio de la pequeña comunidad cristiana de aquí les ha atraído. En cada celda, rezan juntos cada mañana con la Palabra de Dios. Antes de la pandemia, solía ir una vez a la semana a una reunión de oración, en la que cada persona podía comunicar al grupo lo que Dios estaba haciendo en su corazón. La luz de la Palabra de Dios venía a iluminar sus preguntas. Se terminaba con un breve momento de oración eucarística, y luego los pocos católicos bautizados podían recibir el pan de la Eucaristía. Qué asombroso es escuchar a algunos de ellos decir: ‘esta mañana me he levantado con el corazón contento’. Sí, la gracia de Dios también es ofrecida durante la prueba del encarcelamiento”.
La hermana Monique añade: “Somos testigos del Espíritu que actúa dentro de estas paredes. Y qué emoción cuando, al final de la Cuaresma, los presos me dieron un sobre con una suma de dinero dentro: era su ofrenda de Cuaresma para dar a los más necesitados de fuera”.
Desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020, como medida sanitaria, los presos han sido privados de todo contacto con el mundo exterior. “Intentamos igualmente mantener el vínculo entre los presos y sus familias, mediante el intercambio de cartas y otros documentos. Sensibilizamos a las parroquias de la ciudad para que ofrezcan una comida a todos los presos en Navidad y Semana Santa. Esta es una señal muy significativa para ellos. El aislamiento, que acentúa la dureza de la detención, es también una prueba para nosotros, el grupo de la capellanía. Porque, si esta misión nos pone en contacto con la dura realidad del mal, -concluye la misionera- estos hermanos presos son también los que nos evangelizan en profundidad, haciéndonos testigos privilegiados de la obra de Dios en ellos”.
La hermana Monique, que lleva muchos años en Costa de Marfil, anteriormente ha trabajado en Chad y Camerún, como nutricionista para niños desnutridos y apoyo a adultos alcohólicos.
(MP/AP) (Agencia Fides 29/3/2022)


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