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Moroto (Agencia Fides) – “En los últimos dos años, además de las medidas gubernamentales, que sin embargo no han llegado a todos, especialmente en las escuelas rurales, se han realizado proyectos de apoyo a la educación financiados desde el extranjero. Muchos voluntarios han intentado llegar a las zonas más remotas, distribuyendo fotocopias y hojas didácticas. Muchos profesores también han perdido sus puestos de trabajo. Volver a ver a los alumnos en las escuelas, verlos reír, jugar, es una alegría”. Así lo afirma la Hna. Teresa Sagal, miembro de la Congregación de las Hermanas Evangelizadoras de María, en una entrevista concedida a la Agencia Fides, al hablar de la reapertura de las escuelas en Uganda tras más de 20 meses de cierre impuesto por la pandemia del Covid-19.
La hermana Teresa es la coordinadora del departamento de educación de la diócesis de Moroto, una ciudad del noreste del país: “Cuando el Presidente Museveni anunció la reapertura de las escuelas en las últimas semanas – dice - muchas familias se apresuraron a matricular a sus hijos por temor a que las escuelas se quedaran sin plazas”.
Según datos oficiales, cerca del 30% de las escuelas no podrán reabrir “porque no existen las condiciones básicas de seguridad sanitaria – continúa explicando – a lo que hay que añadir la brecha social que atenaza al país, que en esta situación ha mostrado aún más sus trágicos efectos”. Esto ha ampliado la brecha de la desigualdad, ya que sólo el 32% de las familias tiene radio y sólo el 19% televisión. “Muchos voluntarios fueron de aldea en aldea para distribuir fotocopias y material didáctico, pero una gran cantidad de estudiantes han quedado completamente fuera de la educación durante más de dos años”.
En Uganda, sólo el 40% de los niños están alfabetizados al terminar la escuela primaria, y hay más de 500.000 niños refugiados. También hay más de 500.000 menores refugiados. “Desde que se cerraron las escuelas -señala la religiosa -, muchos de ellos han caído en la trampa del trabajo infantil. Además, en el último año también se ha producido un aumento significativo de los embarazos de adolescentes y de los matrimonios precoces. Las directrices del gobierno exigen que las niñas embarazadas no vayan a la escuela hasta el sexto mes de gestación”. “Por esta razón – subraya - a muchas niñas les resulta muy difícil volver a la escuela y en la mayoría de los casos, alrededor del 59%, la abandonan”.
Las Hermanas Evangelizadoras de María trabajan para erradicar la pobreza entre los niños vulnerables a través de la educación, con vistas al crecimiento integral de la persona: “Esperamos que se invierta en la escuela para conseguir mejoras”, concluye la Hermana Teresa, “porque el gran número de niños que necesitan educación es una cuestión crucial para el futuro del país”.
(ES) (Agencia Fides 29/1/2022)
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