ASIA/KIRGUISTÁN - En las calles para pedir la cancelación de las elecciones: caos social y político

martes, 6 octubre 2020 política   elecciones   derechos humanos   sociedad civil   violencia  

Bishkek (Agencia Fides) – “La situación es muy tensa: la oposición ha ocupado la Casa Blanca, la sede del gobierno, y los líderes del partido están decidiendo qué hacer. Por otro lado, los resultados de las elecciones del 4 de octubre han sido evidentemente engañosos. El descontento en el país es fuerte, por lo que era previsible que la población decidiera salir a la calle. Todos estamos muy preocupados por lo que pueda pasar. Estamos ante la tercera revolución kirguisa”: así lo declara a la Agencia Fides Burmachach Tomoeva, fundadora de la Asociación Nacional de Kirguistán Italia (ANKI), expresando preocupación por la situación que se registra a nivel social y político en la nación.
En Bishkek, capital del país centroasiático, un nutrido grupo de manifestantes salió a las calles ayer, 5 de octubre, para exigir la anulación de las elecciones parlamentarias celebradas el domingo 4 de octubre, que vieron el triunfo del presidente pro-ruso Sooronbay Jeenbekov. El presidente recién electo está acusado de fraude electoral y compraventa de votos. Las protestas dieron lugar a la toma de la sede del gobierno kirguiso y la liberación del ex presidente Almazbek Atambayev, que se encontraba detenido en espera de juicio por presuntos delitos de corrupción. La policía respondió a las acciones de los manifestantes con gases lacrimógenos y granadas paralizantes: según lo informado por el Ministerio de Salud de Kirguistán, la protesta ha provocado al menos un muerto y 590 heridos, de los cuales 13 en estado grave.
“La otra noche fue bastante ajetreada, pero veremos cómo va. Oremos para que esta situación tan tensa vuelva a la normalidad. Gracias a Dios estamos todos bien”, dice en un breve mensaje enviado a la Agencia Fides, el jesuita p. Anthony Corcoran, administrador apostólico de Kirguistán, preocupado por la situación de inestabilidad social y política en el país.
Kirguistán, que logró su independencia de la URSS en 1991, ya ha atravesado dos períodos de crisis similar a la que está en curso, en 2005 y 2010: en ambas ocasiones, la población salió a las calles para protestar contra la corrupción y pobreza, logrando derrocar a los presidentes en el cargo, pero sin que ello conduciera, de hecho, a una mejora en las condiciones del país.
La pobreza está bastante extendida en esta zona de Asia Central: según el Banco Asiático de Desarrollo, en Kirguistán, el 22,4% de la población vive por debajo del umbral de pobreza. En este contexto, se desarrolla el trabajo de la pequeña comunidad católica, que lleva a cabo numerosos proyectos aprovechando la caridad y la educación, que se centra especialmente en los jóvenes de familias pobres y de pueblos rurales.
Actualmente hay tres parroquias en Kirguistán en las ciudades de Bishkek, Jalal-Abad y Talas, pero muchas comunidades pequeñas están repartidas por las áreas rurales del país. Los católicos locales pueden contar con la asistencia espiritual de siete sacerdotes, un religioso y cinco religiosas franciscanas. En 1997, Juan Pablo II fundó la Misión sui iuris, al igual que en los estados vecinos de Asia Central. En 2006, Benedicto XVI elevó la circunscripción al rango de administración apostólica. Además de la mayoría musulmana, el 7% de la población es de fe cristiana, de los cuales el 3% es de fe ortodoxa. Los judíos, budistas y otras pequeñas minorías constituyen aproximadamente el 3% de la población.
(LF-PA) (Agencia Fides 6/10/2020)


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