ÁFRICA/NÍGER - 22 meses después del secuestro del padre Gigi Maccalli, el hombre que usaba “el arma de la paz”

jueves, 16 julio 2020 secuestro   misioneros   órdenes religiosas  

Niamey (Agencia Fides) - “Se cree ciegamente que solo el uso de las armas y la sangre derramada puede lograr la paz. Lo que sucede en el Sahel, con los muertos, heridos, desplazados, refugiados o secuestrados, es un ejemplo tangible de esto . Pero esto es paz de armas, una paz de arena. Pierluigi siempre ha usado exclusivamente las armas de la paz”, escribe el padre Mauro Armanino, sacerdote de la Sociedad de Misiones Africanas, cuando se cumplen 22 meses del secuestro de su hermano, el padre Pierluigi Maccalli de la misión Bomoanga (ver Agencia Fides 18/9/2018). Los cohermanos y la Iglesia local continúan esperando su liberación, manteniendo vivo el recuerdo de la historia del misionero.

“Es bueno recordar “las armas” que Gigi había importado a África occidental donde cumplía con su vocación misionera. Ya en Costa de Marfil y precisamente en Bondoukou, una ciudad a más de 400 kilómetros de la capital económica Abiyán, había construido un centro para discapacitados. Muchas personas, y en particular niños y niñas, habían podido levantarse y caminar con dignidad después de ser operados en las piernas en este centro de Bonoua”. “Él mismo les explicaba los beneficios de esta intervención y después les llevaba en su coche, pese a los riesgos que a veces entrañaba el viaje. Los pequeños volvían a sus casas caminando, o con muletas e incluso con ambas piernas asombrando a toda la comunidad. Los niños antes se escondían por vergüenza o miedo de sus propios padres, pero cuando se les ofrecía ayuda aparecían para ser ayudados. Pierluigi llevó esa misma arma a Níger desde el primer momento. Su prioridad fue la atención a los enfermos, quienes no tienen comida y agua suficiente para vivir con dignidad, aquellos que no importaban a nadie porque eran pobres y los agricultores perdidos en la sabana en la frontera entre Níger y Burkina Faso. Ciudadanos invisibles de un país que los considera “doblemente extranjeros” porque son en su mayoría cristianos”.

En memoria de su hermano secuestrado, el padre Armanino concluye: “Gigi sabía bien que sin justicia, libertad, verdad y dignidad no es posible construir la paz. La opción por los pobres era para él como consecuencia de la pasión por el Evangelio. La 'Basílica' de la que estaba orgulloso y que probablemente motivó su secuestro fue la Iglesia que, entre los pobres, encuentra la única riqueza que se le permite. En realidad, su 'arma' de paz eran los pobres. Ahora, en estos 22 meses de cautiverio, él es él mismo, precisamente porque está indefenso, el arma de paz más poderosa que podría traer a Níger”.
(MA/AP) (16/07/2020 Agencia Fides)


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