VATICANO - El Presidente de las OMP: el Fondo de emergencia, signo del cuidado del Papa hacia las iglesias jóvenes afectadas por la pandemia

miércoles, 8 abril 2020 coronavirus   solidaridad   obras misionales pontificias   evangelización   caridad   iglesias locales  

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “Desde hace casi un siglo, las Obras Misionales Pontificias (OMP) son un instrumento del Papa en beneficio de las iglesias en los territorios de misión. Sabemos que se ha generado un gran impacto debido a esta crisis en todo el mundo, y será aún más fuerte en países con economías, sociedades o sistemas de salud más frágiles. Algunos ya han recurrido a las OMP para pedir ayuda. Nuestro marco de intervención sigue siendo el institucional: ayudar y fortalecer a las Iglesias jóvenes, en Asia, África, América Latina, Oceanía, en su actividad pastoral, en este momento en el que se encuentran trágicamente marcadas y desafiadas por la emergencia del Covid19": con estas palabras, en una entrevista concedida a la Agencia Fides, el Arzobispo Giampietro Dal Toso, Presidente de las Obras Misionales Pontificias, explica las motivaciones y los objetivos del "Fondo de emergencia" especial instituido por el Papa en las Obras Misionales Pontificias. El Fondo, con una primera asignación de 750 mil dólares USA, tiene la intención de acompañar y apoyar a las comunidades afectadas por la propagación del coronavirus en los llamados "países de misión", a través de las estructuras e instituciones de las Iglesias locales.

A continuación, el texto de la entrevista publicada en la Agencia Fides:

- Excelencia, ¿de qué manera interroga a la misión de la Iglesia este tiempo de pandemia?

Un trastorno de este tipo interroga en primer lugar a cada hombre sobre su propia existencia en el mundo, sobre su relación con los demás, sobre las prioridades de su vida, sobre su relación con Dios. Lo hemos escuchado en muchas experiencias en estas semanas: la enfermedad nos hace sufrir y nos redimensiona, no nos deja indiferentes e iguales. Por lo tanto, la Iglesia también se interroga, para poder ayudar a cada persona, en todas sus dimensiones, a hacer frente a esta nueva situación. Creo que la reflexión del Santo Padre el viernes 27 de marzo, en una plaza de San Pedro completamente vacía, tocó estas dimensiones de una manera magistral. Entre las muchas cosas, me gustaría destacar el tema de la precariedad: el hombre, no solo como individuo - esto sucede con frecuencia -, sino como pueblo, esta vez se encuentra ante su insuficiencia, ante su límite. Como Iglesia debemos preguntarnos qué respuesta damos al hombre que hoy se encuentra dramáticamente ante su precariedad en la existencia.

- ¿A qué nivel afecta específicamente la reflexión a la “missio ad gentes”?

Es precisamente en esto donde se coloca la respuesta específica de la Iglesia: alentar al hombre desconcertado a encontrar esperanza en el Dios que Jesús nos ha revelado. Descubrir que Dios ama al hombre y no lo deja solo, porque Dios ama todo lo que ha creado, como nos lo recuerda la Escritura. La “missio ad gentes” es la manifestación de esto en palabras, obras y sacramentos. La Iglesia anuncia que incluso la muerte, esa muerte que nos asusta tanto y que llama a nuestra puerta en estas semanas, se convierte en una experiencia de un Dios que resurge de la cruz y nos abre hacia la vida eterna.

- La respuesta de los creyentes y de muchas Iglesias, en los distintos continentes, se caracteriza por el don incondicional de sí y por impulsos auténticos de caridad: ¿qué relación tienen la caridad y la evangelización en esta coyuntura particular?

Nos acercamos a la Pascua. De nuevo Cristo se entrega completamente por nosotros. Todo el misterio de Cristo es el don de sí mismo a cada hombre. La Iglesia no hace más que continuar, en la historia, este don de Cristo al hombre. Porque es una comunidad de personas concretas que viven de la experiencia de Cristo. También en este momento llevamos a Cristo: su palabra de consuelo, su caridad que se muestra ante la miseria humana, su revelación de un Dios que es Padre. También en estos días, la proclamación del Evangelio y la caridad se encuentran y se convierten en una sola cosa: nosotros proclamamos a un Dios que se ha dado así mismo el nombre de caridad.

- ¿Con qué espíritu las Obras Misionales Pontificias (OMP) han propuesto al Papa la institución del Fondo especial de emergencia para las víctimas del coronavirus en "territorios misioneros"?

Las Obras Misionales Pontificias desde hace casi un siglo son pontificias porque son un instrumento del Papa en beneficio de las Iglesias en territorios de misión. Siendo su instrumento, parecía evidente que, en este momento, teníamos que mostrar una señal de que estamos a disposición del Papa. Además, me gustaría subrayar que hemos recibido solicitaciones en este sentido también de algunos Directores Nacionales de las OMP. La consciencia de que somos “del Papa” está viva en las OMP. También sabemos que el impacto de esta crisis se vive en todo el mundo, y será aún más fuerte en países con economías, sociedades o sistemas de salud frágiles. Algunos ya han recurrido a las OMP en busca de ayuda. Sin embargo, queremos reiterar que nuestro marco de intervención, a través del Fondo especial de emergencia Covid-19, sigue siendo el institucional: ayudar y fortalecer a las Iglesias jóvenes, en Asia, África, América Latina, Oceanía, en su actividad pastoral, trágicamente marcada y desafiada por la emergencia del Covid-19.

- Esta no parece una "crisis como cualquier otra", como las muchas crisis que han pasado por la historia de las últimas décadas. ¿Qué "lección" se puede extraer de ella? ¿Qué nuevos paradigmas para el futuro de la evangelización?

Tal vez estamos al comienzo de un proceso que tendrá profundas consecuencias sociales y culturales. Sin embargo, me parece temprano formular análisis suficientemente lúcidos. Ciertamente, una lección que ya hemos aprendido es que todos estamos atados al mismo hilo, donde sea que vivamos en el planeta, todos pertenecemos a la misma familia humana. Quizás también hemos entendido que nos necesitamos unos a otros y estar juntos en familia, también de forma forzada, hemos entendido que necesitamos "un hogar”. También creo que hemos experimentado, con mayor conciencia, que necesitamos oración: donde el hombre experimenta sus límites, Dios aparece con todas sus fuerzas, porque, parafraseando el Cántico de los Cánticos, Dios Amor es más fuerte que la muerte.
(Agencia Fides 8/4/2020)


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