ÁFRICA/BURKINA FASO - El Evangelio del reino de Dios semilla del desarrollo humano integral

lunes, 3 febrero 2020

DZ

Uagadugú (Agencia Fides) - "La corrupción es un mal de nuestra humanidad, tiene efectos nocivos sobre el desarrollo humano integral en general y en particular", ha dicho a la Agencia Fides el Padre Donald Zagore, teólogo de la Sociedad de Misiones Africanas hablando del simposio continental sobre la misión ad gentes que tiene por tema “Testimoniar, anunciar y celebrar la fe en la misión de evangelización en África hoy” que ha concluido recientemente en Uagadugú (véase Agencia Fides 28/1/2020).
El misionero intervino con un seminario sobre “El Evangelio del Reino de Dios y el desarrollo humano integral en la lucha contra la corrupción” en el que hizo algunas preguntas sobre el fenómeno. “¿Puede el evangelio del reino de Dios, que Cristo mismo encarna, jugar hoy un papel decisivo en este proceso de curación y convertirse así en la semilla del desarrollo humano integral? ¿Cómo ha podido imponerse con el tiempo la corrupción como un parásito invasivo, casi indestructible que socava gravemente el equilibrio y el dinamismo de nuestras sociedades en general y en África? ¿Qué ha alimentado y continúa alimentando la corrupción? ¿Cuál es su raíz? ¿Qué puede hacer el hombre para remediarlo? ¿Cómo se pueden curar las instituciones o estructuras que lo sufren?”
En su reflexión el p. Zagore enfatiza que: "la corrupción es un pecado y, como tal, tiene su origen en el corazón humano herido que continúa siendo víctima de dos factores concretos: la cultura del individualismo y el amor excesivo por el dinero".
“El reino de Dios, con el poder de su evangelio – explica -, restaura a la humanidad su vocación más sublime que el pecado ha tratado de pervertir repetidamente: la libertad. Vivir de acuerdo con los valores del Evangelio del reino de Dios sigue siendo la clave para la liberación y la curación del poder del pecado de corrupción. Es por eso que, cuando se nos pregunta si el evangelio que Cristo mismo encarna, puede desempeñar un papel decisivo hoy en este proceso de curación y liberación del hombre y convertirse así en el fermento del desarrollo humano integral, respondemos con firmeza: Sí”.
El teólogo marfileño concluye su discurso afirmando que "aunque la situación histórica puede parecer desesperada, estamos llamados a escuchar y dar la bienvenida a esta poderosa y profética voz de Cristo y su Evangelio que rasga las nubes de angustia y sufrimiento que generan la cultura del individualismo y la corrupción, para abrir una nueva era, la del Reino de Dios. Por la fuerza de nuestro bautismo debemos seguir siendo testigos auténticos de esta esperanza y portadores de los frutos de nuestro bautismo en nuestras sociedades".
(DZ/AP) (3/2/2020 Agencia Fides)


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