AMÉRICA/COLOMBIA - Año de la fraternidad en la archidiócesis de Popayán: conversión personal, social y ecológica

viernes, 3 enero 2020 paz   fraternidad   iglesias locales  

Popayán (Agencia Fides) – "El año de la fraternidad es una oportunidad para sanar heridas, para crecer en la confianza mutua, para celebrar la unidad, empezando por casa, fraternizando en los barrios y veredas. Es un año para promover en las aulas de clase y en los medios de comunicación la cultura del encuentro, para que seamos un pueblo de hermanos. La conversión ecológica nos compromete en el cuidado de la casa común, nos exige cambiar nuestros hábitos depredadores, nos pide ser misioneros de la vida humana y ambiental".
Lo escribe el Arzobispo de Popayán, Mons. Luis José Rueda Aparicio, en su mensaje pastoral al pueblo de Dios publicado el 1 de enero, en el que anuncia que el Año de la fraternidad marcará la ruta pastoral de la Arquidiócesis durante el 2020. La carta, recibida en la Agencia Fides, inicia citando al profeta Isaias ‘El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz, habitaba en tierra y sombra de muerte, y una luz les brilló’ - (Is 9,1)-. “Estas palabras del profeta Isaías, nos llenan de esperanza al comienzo del año 2020. Son palabras motivadoras para comenzar un nuevo año de vida y de trabajos (...) Estamos convencidos que esa gran luz nos guiará por caminos de paz y fraternidad”.
Luego Mons. Luis José Rueda Aparicio recuerda que, “Cristo es fuente y modelo de fraternidad", enviado por el Padre, siempre nos acompaña en nuestro viaje, incluso si "en algunos momentos de nuestra vida no somos plenamente conscientes de su presencia". La Iglesia, el pueblo de Dios en camino, en el campo y en las ciudades, camina "anunciando la Buena Nueva, preservando la luz de la fe, renovando la esperanza con su misión permanente, construyendo la civilización del amor, celebrando en los sacramentos la fraternidad redentora del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo".
Siguiendo el camino de la Nueva Evangelización, el Arzobispo insta a los fieles laicos a vivir su fe en pequeñas comunidades, al estilo de las primeras comunidades cristianas: “en esta experiencia de fe comunitaria se cultiva la fraternidad humana, se rompe con el egoísmo y la desconfianza, se recibe la riqueza del otro, se aprende el camino de la solidaridad, se comparten los bienes materiales y espirituales".
Mons. Rueda Aparicio invita también a cultivar la fraternidad en las familias, en el lugar de trabajo, en las calles, en todos los entornos: “aprendiendo así la importancia del diálogo" en todos sus aspectos, mejorando la escucha para encontrar soluciones a los problemas, evitando polarizaciones, que conducen a la violencia y la exclusión, poniendo la oración como fundamento de la fraternidad. "La fraternidad es ante todo ver y sentir al otro como un regalo de Dios", explica el Arzobispo. De esta manera, la fraternidad nos lleva a la unidad y al perdón para vencer los resentimientos. La fraternidad nos ayuda a ser acogedores, nos motiva a proteger al que piensa distinto, para superar los odios y consolidar la paz”. (SL) (Agencia Fides 3/1/2020)


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