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Roma (Agencia Fides) – “Si hemos descubierto que somos hijos del Padre Celestial, ¿cómo podemos callar la alegría de ser amados, la certeza de ser siempre preciosos a los ojos de Dios? Este es el anuncio que muchas personas esperan. Y es nuestra responsabilidad”. Lo recuerda el cardenal vicario de Roma, Angelo De Donatis, en una carta enviada a los sacerdotes Fidei donum de la diócesis de Roma, con motivo del Mes Misionero Extraordinario. “En este mes de octubre, nuestro obispo, el Papa Francisco, nos invitó a vivir un mes misionero extraordinario para reanudar la transformación misionera de la vida y de la pastoral con un nuevo impulso", escribe el cardenal, quien ha enviado su saludo a los misioneros romanos y a las familias "que viven la misión al servicio del Reino de Dios".
"El Señor todavía nos pide que nos demos dónde estamos, como estamos, con quienes están cerca de nosotros, recordándonos que el protagonista de la misión es el Espíritu Santo. El Señor no nos dejará solos; al dar testimonio descubrimos que el Espíritu Santo ha llegado antes que nosotros para preparar el camino”.
Entre las iniciativas promovidas por la diócesis de Roma para el Mes Misionero Extraordinario, se encuentra la institución del Premio que lleva el nombre de don Andrea Santoro, el sacerdote fidei donum asesinado en Trabzon, Turquía, el 5 de febrero de 2006. (véase Fides 6/2/2006; 8/2/2006). Recibirán el premio el 26 de octubre, en la Sala de la Conciliación del Palacio de Letrán, la hermana Anna Bacchion y la hermana Marzia Feurra, Misioneras de la Consolación en Djibuti, dedicadas al campo de la salud, la escuela, el servicio a los discapacitados y la promoción de mujeres; el padre Sebastiano D’Ambra, misionero de PIME en Mindanao (Filipinas), quien dio origen al movimiento de diálogo islámico-cristiano Silsilah, del cual han surgido la Comunidad Emaús de laicas consagradas y la Harmony Village (Aldea Armonía); la Comunidad Misionera Intercongregacional (CIM) presente en Haití desde 2010, para responder al sufrimiento de la población después del terremoto; los cónyuges Luigi e Isabella Bencetti, quienes desde 2001 hasta 2007 sirvieron en Carabayllo, Perú, atendiendo a unas 40 mil personas que vivían en la más absoluta precariedad, privados incluso de los servicios esenciales.
(SL) (Agencia Fides 11/10/2019)
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