ÁFRICA/SUDÁN DEL SUR - La paz no tiene precio: el gesto profético, histórico y revolucionario del Papa Francisco

lunes, 15 abril 2019

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Juba (Agencia Fides) - La imagen del Papa Francisco, arrodillado a los pies de los líderes de Sudán del Sur para implorar que la paz sea una realidad tangible en este país africano que ha estado sufriendo durante décadas, trae consigo una gran carga simbólica que es parte de la tradición cultural africana”, explica a Fides el teólogo marfileño Donald Zagore, de la Sociedad de Misiones Africanas (SMA).

“En África, en muchas culturas, - explica el misionero -, este acto de postrarse, de humillarse a los pies de alguien, tiene dos significados muy específicos: por un lado, quiere ser un signo de agradecimiento y por otro una petición de perdón o gracia. En este contexto (ver Fides 12/4/2019), el Papa implora a los líderes de los dos países, en nombre del pueblo de Sudán del Sur, perdonar y poner fin a la guerra despiadada que continúa atormentando a la población”.

El padre Zagore añade: “El Papa Francisco, en su papel de mediador, no se limitó a usar palabras, sino que hizo gestos fuertes, específicos de la cultura africana de los protagonistas. Tales gestos hablan más que las palabras. El Papa puso en práctica el consejo de san Francisco de Asís, quien insta a “predicar el Evangelio en todas partes, si es necesario, incluso usando las palabras”. Es una actitud que abre corazones endurecidos por el ego y la violencia para reconciliarlos en el amor de Dios. Al proponer este acto, el Papa revoluciona toda la dinámica de la lógica de la diplomacia y la mediación en la resolución de conflictos”.

“En África, -continúa el padre Donald-, un líder no se postra ante sus súbditos. Incluso si Salva Kiir y Riek Machar no dependen directamente del Papa, son sus hijos espirituales, ya que el Papa es el Padre espiritual por excelencia. Así como Jesús se postra y lava los pies de sus apóstoles en la Última Cena, el Papa Francisco se pone en los zapatos del subordinado. El mensaje del Santo Padre es claro: la paz no tiene precio. Solo rebajando nuestro ego, dejando que nuestro ego muera, podemos hablar y relacionarnos como hermanos, iguales, unidos por una misma humanidad”.
(DZ/AP) (15/4/2019 Agencia Fides)


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