ASIA/TAIWÁN - Una jornada para reunir a las familias en memoria de los muertos

miércoles, 3 abril 2019

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Taipei (Agencia Fides) - “Cuando llegué a Taiwán en 1965, el 2 de noviembre fui a visitar algunos cementerios. ¿Cuál fue mi desolación al ver todos los cementerios desiertos? Cuando volví a casa, le pregunté a mi maestro de chino, quien me dijo que para los chinos, el día dedicado a los muertos es el 5 de abril. Y el 5 de abril del año siguiente me di cuenta de la gran importancia que se le da al culto de los antepasados, y a la creencia de que todavía están vivos, al ver multitudes de personas en el cementerio, como ocurre en Occidente el primero y el segundo noviembre”. Así es como el padre Giuseppe Didone, misionero de Camiliano (MI) en Taiwán, relata a Fides que los cristianos también conmemoran este día con la celebración de la misa en el cementerio católico. También es una ocasión para la evangelización, ya que los cristianos demuestran que ellos también creen en la continuación de las vidas de sus seres queridos después de su muerte terrenal.

El festival Qingming, también llamado “día de los antepasados”, se celebra 104 días después del solsticio de invierno, que en el calendario gregoriano generalmente cae el 4 o 5 de abril. Es un festival vinculado a los ritmos del trabajo en el campo y es una jornada festiva.

“A diferencia de la tradición occidental, -recuerda el misionero-, que recuerda a los muertos en pleno invierno, los chinos lo hacen en primavera, a veces muy cerca de la Pascua, con un rico significado simbólico. Con abril llega el calor, las temperaturas aumentan y todo se renueva, incluso la vida. Para la población china, el culto a los antepasados es muy importante, porque creen que los muertos del más allá nos miran y nos protegen”.

“El día de los muertos en primavera, uno de los cuatro festivales más importantes de la cultura china, es una oportunidad para celebrar y recordar a sus antepasados en el lugar donde fueron enterrados, explica el padre Didone. Personas de todas las edades se reúnen en cementerios, rezan por sus antepasados y limpian sus tumbas. El día se pasa por completo en el cementerio, donde también se prepara una mesa con comida, té, vino y otros alimentos, dejando un lugar para el familiar fallecido, de modo que simbólicamente “come” con ellos. Los chinos en el extranjero ven este festival como una oportunidad para reunise con la familia, para celebrar y mostrar respeto por sus muertos”.
(GD/SL) (Agencia Fides 3/4/2019)


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