AMÉRICA/BRASIL - Monseñor Mol Guimarães: “En Brumadinho y Mariana no ha habido accidentes, sino delitos ambientales y asesinatos colectivos”

jueves, 7 febrero 2019 obispos   ambiente   justicia   economía   política   corrupción   vida humana   derechos humanos  

vaticanmedia

Belo Horizonte (Agencia Fides) – “No hubo ningún incidente en Minas Gerais. Hubo un delito ambiental y un homicidio colectivo”. Es la acusación de monseñor Joaquim Mol Guimarães, obispo auxiliar de Belo Horizonte y rector de la Universidad Pontificia de Minas Gerais, en un artículo enviado a la Agencia Fides. El prelado se refiere a la ruptura de la presa por los residuos de la mina Brumadinho, de la multinacional brasileña Vale, que tuvo lugar el 25 de enero. La tragedia causó 150 muertos y 182 personas siguen desaparecidas.

La riqueza generosamente dada por el Creador al estado de Minas Gerais se ha convertido, según monseñor Mol, en su perdición. “Minas ve la aniquilación de sus ríos, lagos, tierras cultivables, comunidades y culturas. Los crímenes se cometen contra la vida humana, contra el medio ambiente y contra el derecho a vivir en comunidad y en familia”, asegura el obispo. En su artículo titulado “Compañías mineras culpables de injusticia humana”, evoca el mensaje de Laudato Si, y subraya: “lo que se ha dejado al hombre para prosperar, tener una vida plena y transmitirlo a las generaciones futuras, puede ser destruido en poco tiempo por la acción, irrevocablemente especulativa y criminal de las empresas mineras”.

En la búsqueda de un beneficio “exorbitante”, -bajo el “criterio único” de sus acciones que comportan “pocas ventajas para la sociedad”-, las empresas del sector “optan conscientemente”, según el obispo, “por modelos extractivos perjudiciales para el medio ambiente y para la vida humana”, que se concentran cada vez más en manos de muy pocas personas dejando a los trabajadores en la pobreza y exponiéndolos al riesgo de la vida.

“La minería en nuestro país se ha vuelto éticamente insostenible”, escribe monseñor Mol. Existe una débil regulación del sector por parte del poder legislativo y una justicia “condicionada”, lejos del pueblo brasileño. Lo fue tanto para Brumadinho como para la tragedia similar de Mariana (2015), aún en espera de justicia. Para el obispo no se trata de “accidentes” sino de “delitos ambientales”, de “homicidios colectivos” que, además de matar a la naturaleza, las personas y los animales, “casi han matado la esperanza, la fe, la dignidad y el amor de los supervivientes”.

Todos los responsables deben ser severamente castigados. “No podemos permitir que las cosas sigan así”, advierte monseñor Mol, quien llama a personas, organizaciones e instituciones a “levantarse contra este modelo de negocios inadmisibles”, profundamente injustos que representan, parafraseando al Papa Francisco, una “economía que mata”. “Necesitamos como nunca antes, - concluye el obispo -, de un debate que una a todos en la búsqueda de respuestas al desafío ambiental, que exige respeto y tiene un impacto en todos nosotros”.
(SM) (Agencia Fides 07/2/2019)


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