AMERICA/GUATEMALA - "El gran problema que tendremos que afrontar será el de la reconstrucción del país, porque muchas personas han perdido casas y tierras de cultivo, necesarias por su subsistencia" afirma el Arzobispo Víctor Hugo Martines

jueves, 20 octubre 2005

Quetzaltenango (Agencia Fides) - A más de dos semanas de la tragedia provocada por el paso del huracán Stan sobre territorio guatemalteco, según refiere la prensa local y la Cruz Roja guatemalteca, muchas aldeas continúan aisladas y, por tanto, no han recibido las ayudas necesarias: "cerca de 90 comunidades del país todavía no han recibido ayuda. La falta de acceso por tierra dificulta las labores de socorro. En algunos lugares se ha señalado la escasez de comida. En San Marcos 45 comunidades están aisladas, 23 en Sololá, 9 en Sacatepéquez, 10 en Retalhuleu, 4 en Quetzaltenango, 5 en Escuintla, 2 en la frontera con México y al menos 2 en Chimaltenango."
Según consideraciones, en todo caso provisionales, de la Comisión del Menor y la Familia del Gobierno guatemalteco, unos 300 niños han quedado completamente huérfanos y cerca de 2.200 han perdido a uno de sus padres. A todo eso se añade, además de los problemas de salud por la escasez de alimentos y por el agua contaminada que han tenido que beber, el riesgo de que puedan perder el año escolar en curso, ya que más de 772 escuelas se han visto afectadas, 161 se han destinado a centros de acogida, 101 están inundadas y 380 registran daños parciales.
Mons. Víctor Hugo Martines, Arzobispo Metropolitano de Los Altos Quetzaltenango-Totonicapán, agradeciendo a todos por la gran solidaridad nacional e internacional que se ha derramado generosa en estos momentos de gran sufrimiento a favor de los damnificados, señala que el problema mayor será "el trabajo de reconstrucción del país". En efecto, puntualiza el Arzobispo, "además de los daños a las vías de comunicación (carreteras, puentes, red telefónica, red eléctrica, etc) lo que produce mayor preocupación es el hecho de que muchas personas han perdido sus casas y sus tierras de cultivo, sumergidas en el barro y las piedras. De este modo, han perdido gran parte de sus cosechas, que en su mayoría sirven para la subsistencia de las familias: maíz, judías, arroz, hortalizas, etc. En muchos casos se ha perdido todo lo que es imprescindible para que una familia pueda vivir y trabajar dignamente". (RZ) (Agencia Fides 20/10/2005, Líneas: 27 Palabras: 388)


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