ÁFRICA/REP. CENTROAFRICANA - “El padre Albert, un pastor querido por su trabajo a favor de la reconciliación entre cristianos y musulmanes”

martes, 8 mayo 2018 violencia  

Bangui (Agencia Fides) - “El padre Albert, de 71 años, -uno de los sacerdotes de más edad del clero de Bangui-, era un pastor apreciado y conocido por su sencillez y simpatía, y sobre todo, por su trabajo discreto e incansable en favor de la reconciliación entre cristianos y musulmanes”, explica a Fides, el padre Federico Trinchero, -carmelita descalzo del Monasterio de las Carmelitas Descalzas de Nuestra Señora del Carmen en Bangui, capital de República Centroafricana-, recordando al sacerdote que murió junto a veinte fieles el 1 de mayo a causa del ataque a la parroquia de Nuestra Señora de Fátima (ver Fides 2/5/2018) perpetrado por un grupo armado del distrito Pk5 (una zona de mayoría musulmana, foco de fuertes tensiones en la capital).

“Durante los momentos más críticos de la guerra había recibido en su parroquia, muy cerca del Pk5, a miles de refugiados de los distritos vecinos durante varios años. El padre Albert además era conocido por su gran amor al sango, el idioma nacional de República Centroafricana, no muy rico en vocabulario. Sin embargo, el sacerdote consiguió traducir cada palabra (sin usar el francés), con soluciones ingeniosas. Una vez tradujo mi nombre. Dijo que me tenía que llamar Bwai Federiki (que en sango significa sacerdote)”, recuerda el misionero.

“En una entrevista, el padre Albert aseguró que solo Dios puede salvar República Centroafricana. No estaba del todo equivocado. Lo han intentado y lo siguen intentando el ejército nacional, las tropas de la Unión Africana, la misión francesa (que todavía tiene el gran mérito de haber evitado el conflicto se convirtiera en una masacre) soldados de la Unión Europea, la Minusca, la mayor misión de la ONU (que, a pesar de todas sus limitaciones, sigue siendo la única solución posible en este momento) y ahora los rusos también están en el horizonte. El Papa Francisco también lo intentó con su visita en noviembre de 2015. Entonces logró un breve tiempo de tranquilidad que permitió elegir democráticamente a un nuevo presidente. Con el tiempo, desafortunadamente, el efecto de esa visita se desvaneció y la oportunidad de pasar la página volvió a desaparecer. Los enfrentamientos se han multiplicado en todo el país y esa paz, que acabamos de acariciar, parece casi más distante que antes”, lamenta el padre Federico.

El misionero reitera que “la guerra en República Centroafricana, que comenzó ya en 2012, no es un enfrentamiento étnico o confesional. Más bien es el enésimo conflicto por la conquista del poder y por la explotación de las riquezas de su subsuelo. Por desgracia, el elemento confesional se mezcla con la violencia, envenenando la convivencia entre cristianos y musulmanes que hizo de República Centroafricana un ejemplo de coexistencia pacífica”.

Durante la homilía del funeral del sacerdote asesinado y de algunas de las víctimas, el cardenal Dieudonné Nzapalainga, arzobispo de Bangui, situó a muchos entre la espada y la pared al denunciar la falta de acción del gobierno, la lentitud de las Naciones Unidas y el riesgo que los cristianos cedan al desaliento o, peor aún, a la lógica de la violencia y la venganza. Hay un enemigo insidioso que está destruyendo República Centroafricana. Y este enemigo, subrayó el cardenal, es el diablo. Solo las armas de la fe pueden vencerlo.

“Bangui, herida en el corazón de su fe, no está enfadada con Dios. Está enfadada con aquellos hombres que no quieren la paz y que, como si obedecieran una agenda oculta, están empeñados en bloquear al país, como si estuviera inevitablemente condenado a la miseria y la guerra. Bangui y toda República Centroafricana están buscando héroes que emerjan de entre los gobernantes, los soldados y los jóvenes y que se eleven con una sola voz para decir no a la guerra y sí a la paz”, concluye el padre Federico.
(L.M.) (Agencia Fides 8/5/2018)


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