AMÉRICA/CUBA - Cambio presidencial en la indiferencia general por la situación económica y el pesimismo generalizado

viernes, 20 abril 2018

Archivio Reuters

Díaz-Canel con el Papa Francisco en la visita a Cuba, de septiembre de 2015

La Habana (Agencia Fides) - “Nadie espera un cambio político sustancial con la elección de Miguel Díaz-Canel como nuevo presidente cubano”, comenta a la Agencia Fides María C. López, responsable de la comunicación de la Archidiócesis de Santiago de Cuba. “En todo caso, el cambio más significativo es la presencia de tres mujeres en el grupo de los cinco vicepresidentes”, en un Consejo de Estado que conserva solo dos líderes “históricos” de un total de 30 miembros.
Díaz-Canel fue elegido el 17 de abril por la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento unicameral) como presidente de los Consejos de Estado y de los Ministros. Su mandato durará cinco años. En el discurso de toma de posesión del cargo tranquilizó al establishment: “No vengo a prometer nada. Vengo a completar el programa que nos hemos propuesto, en la línea del Socialismo y de la Revolución”. Además aclaró: “No habrá espacio para los que aspiran a una restauración capitalista”. Díaz-Canel es el primer líder de la nación post-castrista (aunque Raúl será el primer secretario del Partido Comunista de Cuba hasta 2021) y el primer jefe de estado nacido después de la entrada triunfal de los “barbudos” de la Sierra Maestra, el 8 de enero de 1959.
Los católicos de la isla, como la mayoría de la población, han recibido la noticia con indiferencia. La periodista Yoani Sánchez ha escrito que las razones de esta actitud son “la lamentable situación económica que mantiene a la mayor parte de la población atada a un ciclo diario de sobrevivencia, el pesimismo que brota de la creencia de que nada va cambiar con un nuevo rostro, y el hecho de que la la gente no conocer otro escenario”.
La Iglesia Católica mantendrá la apertura al diálogo que ha caracterizado sobre todo la era de Raúl. “En los casi 11 años al poder del hermano de Fidel Castro”, recuerda María López hablando con Fides, “se ha abierto un tiempo de encuentro entre el Estado y la Iglesia, con varios momentos de intercambio entre sus respectivos líderes, que se han hecho concretos y visibles con la liberación de un gran número de prisioneros desde 2010, en particular aquellos de la llamada primavera del 2013, y con las visitas del Papa Benedicto XVI (2012) y Francisco (2015)”.
Estos eventos fueron la ocasión para conversaciones y acuerdos de trabajo entre las dos partes, encabezados por el presidente y por el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de San Cristóbal de La Habana, que sin duda no podrían haberse logrado sin la voluntad política. “Mi percepción - comenta María López - es que en los últimos 20 años se ha otorgado más libertad religiosa, de una manera muy lenta y progresiva. La Iglesia Católica nunca ha reclamado solo para sí misma, sino para todas las expresiones de religiosidad del pueblo, ya sean evangélicos, sincretistas, etc. - para todos los cubanos”. Sin embargo, todavía falta algo: hay que señalar la casi total ausencia de “personas abiertamente cristianas y devotas en las estructuras públicas, a excepción de unos pocos evangélicos”. Por ejemplo, para ser parlamentario, generalmente es necesario estar registrado en el Partido Comunista de Cuba, aunque se han dado algunas excepciones y sorpresas en las últimas elecciones parlamentarias del 11 de marzo. (SM) (Agencia Fides 20/04/2018)


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