AMÉRICA/MÉXICO - El país se está desangrando: no se garantiza la seguridad mínima, las autoridades son impotentes

lunes, 12 junio 2017 pobreza   política   corrupción   iglesias locales  

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Ciudad de México (Agencia Fides) – “Durante las últimas semanas, en distintas regiones del país, la violencia no ha dado tregua. Tamaulipas ha visto prolongadísimos combates en la disputa por el control de plazas entre carteles de la droga. En los primeros días de la semana que concluye, el penal de Reynosa se convirtió en zona de guerra ante la impotencia de las autoridades para controlar la situación; en Veracruz, desde enero hasta abril pasado, se habían dado 620 ejecuciones violentas; en Guerrero, todos los días se reportan asesinatos sin control; Oaxaca padece las mismas circunstancias cuando grupos criminales realizan actos de terror contra la población indefensa. A esto se suman amenazas a los ciudadanos, quienes deben sobrevivir en incertidumbre absoluta y estado de impotencia evidente”. Así escribe el sistema informativo de la archidiócesis de México “Desde la Fe”, en su último editorial.
El texto, recibido en la Agencia Fides, subraya que estos acontecimientos muestran la falta de seguridad, para las personas y la impotencia de las autoridades, que no son capaces de responder a la violencia criminal en parte debido a la corrupción que ha alcanzado los tres niveles de gobierno.
La ausencia de autoridad que apacigüe al crimen, provoca que algunos actores con autoridad moral salgan a dar la cara para acordar, por lo menos, algunas cláusulas de paz y seguridad para ciertos sectores que, en el pasado, gozaban de respeto. “El 28 de mayo pasado, el obispo de Chilpancingo-Chilapa, Mons. Salvador Rangel Mendoza, no ocultó el acercamiento que sostuvo con miembros de la delincuencia para acordar lo que las autoridades ya no garantizan: seguridad.
Y el clero de la región, así como de otras partes del país, no se salva de este horror… Muchos sacerdotes, en comunidades apartadas del país, son blanco fácil y viven bajo la gran presión del crimen organizado que les impide realizar su misión evangelizadora, prohibiéndoles incluso pronunciar la palabra 'narcotráfico' pues lo pagan con la vida”.
El texto concluye reiterando que “el país se está desangrando”. “La realidad es que México vive la pobreza y miseria que son campo fértil para la delincuencia y la corrupción. La intervención del clero para detener estas condiciones es una reacción ante el vacío de poder institucional, aunque en esto vaya la vida misma de quienes hacen las tareas que les correspondería a otros”. Mientras se consumen fuerzas y recursos en campañas políticas y en sostener a los partidos, la violencia hace metástasis en las zonas más deprimidas y pobres. Eso pone en grave peligro nuestro futuro. (SL) (Agencia Fides 12/6/2017)


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